Una gran emoción y el dolor han caracterizado el funeral por las víctimas del terremoto de Lorca que fue presidido por los Príncipes de España quienes transmitieron sus condolencias a los familiares, apoyados por cerca de 3.000 personas que han acudido a despedirse de sus vecinos.

El funeral se ha celebrado en el recinto ferial de Santa Quiteria, donde también se encuentra instalado desde el pasado miércoles el principal centro de atención a los damnificados por el seísmo.

Durante el oficio religioso se han vivido escenas de gran emoción y dolor entre los familiares y asistentes, desolados ante una tragedia que "aún nadie se puede explicar", según ha reconocido el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes.

El obispo ha animado a los ciudadanos de Lorca a hacer frente a las consecuencias de este "golpe seco de la naturaleza que ha generado un escenario de angustia y lágrimas", y ha instado a las instituciones públicas y a las empresas privadas a apoyar "el resurgir" de este municipio murciano.

Tras el funeral, el Príncipe Felipe ha animado a sus habitantes a "levantarse con fuerza, encarar el futuro y poco a poco seguir con su vida".

Don Felipe, acompañado por la Princesa de Asturias, ha recorrido el barrio lorquino de La Viña, considerado el más dañado por el seísmo, después de presidir en el recinto ferial de Santa Quiteria el funeral por los nueve fallecidos, al que también ha asistido el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

"Venimos a mostrar nuestro apoyo y solidaridad a todos los vecinos, especialmente a los que se han visto afectados de muchas maneras, algunos con pérdida de la vida, muchos con pérdida de sus casas y otras pérdidas materiales", ha dicho a la prensa el Príncipe delante de la fachada principal de la iglesia de Santiago, que ha quedado en pie.

El templo, del siglo XVIII, ha perdido toda la techumbre de la nave central, desplomado completamente, mientras que el campanario y el cuerpo de torre que lo sustenta han quedado agrietados.

El Príncipe ha señalado que Lorca es una ciudad emblemática por su patrimonio histórico-artístico, que ha quedado "muy seriamente dañado", según ha lamentado.

Los Príncipes, que han hablado con algunos de los vecinos que salían a su paso, habían subido antes por la calle del Infante Juan Manuel, donde las tres plantas del edificio de viviendas del número cuatro han quedado unas sobre otras "como una lasaña", según ha comentado un curioso.

El Príncipe, que ha valorado los trabajos llevados a cabo por las tres administraciones, ha animado a los lorquinos a recuperar la normalidad "con todo el apoyo y la comprensión de todos".

Don Felipe ha elogiado la coordinación, eficacia y respuesta rápida de todos los niveles de la administraciones, y ha valorado el trabajo de los efectivos de emergencias, de todos los servicios técnicos municipales, autonómicos y nacionales.

"Se han volcado -ha destacado- para minimizar los daños, reducir el impacto y ayudar a tantas personas que lo necesitan".

"Ejemplar" unidad de acción

Antes del funeral, José Luis Rodríguez Zapatero, ha sellado "solemnemente" su compromiso con el Gobierno murciano y el Ayuntamiento de Lorca para la reconstrucción de la ciudad afectada por el terremoto y ha destacado la "ejemplar" unidad de acción ante la catástrofe.

Zapatero ha comparecido ante los periodistas en el recinto ferial donde tendrá lugar el funeral por las víctimas del terremoto junto al presidente de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, el alcalde de Lorca, Francisco Jódar, y el ministro de Fomento, José Blanco.

El jefe del Ejecutivo se ha referido al paquete de medidas que aprobará hoy el Consejo de Ministros y ha anunciado que Blanco tiene la intención de firmar el convenio para la rehabilitación y reconstrucción de las viviendas de Lorca el próximo martes.

"El terremoto ha sido duro, fuerte, ha tenido impacto, pero es más fuerte este país", ha señalado Zapatero quien ha hecho hincapié que con "unidad, coordinación, voluntad, celeridad y con medios" se conseguirá que Lorca "recupere la normalidad cuanto antes".

Antes de esta comparecencia, Zapatero, y el ministro de Fomento, José Blanco, recorrieron el barrio de La Viña de Lorca, el más afectado por los terremotos.

Zapatero y Blanco han estado acompañados en su recorrido por el presidente de la Región de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, el alcalde de Lorca, Francisco Jódar; el delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, y otros representantes políticos locales.

En busca de la normalidad

Lorca ha amanecido hoy entre un mar de dotaciones de bomberos y del Ejército que han intensificado las tareas de desescombro y recuperación de la ciudad, mientras los vecinos, muchos de ellos en las calles, intentan retomar parte de su actividad habitual.

En el barrio de La Viña, uno de los más afectados del municipio, la calle Carretera de Granada, donde se derrumbó un edificio, está repleta de vehículos de la Unidad Militrar de Emergencias (UME) que no han cesado de trabajar durante toda la noche rodeados de vecinos, intentando conocer novedades sobre el estado de sus viviendas.

En un escaso tramo de esta calle, que atraviesa parte de la ciudad se pueden contar hasta 12 vehículos del Ejército y otros siete camiones de bomberos.

Los comercios que ayer no abrieron en todo el día permanecen cerrados, aunque se percibe algo más de actividad, especialmente en las cafeterías que comienzan a subir las persianas y a servir desayunos.

Mateo es propietario de una vivienda en la calle Infante Juan Manuel que a estas horas presenta un aspecto casi bélico. En su fachada luce el color rojo del espray que le impide aproximarse a ella. "Me han dicho que vuelva dentro de tres días, no sé ni donde llevar a mis hijos", lamenta.

Este ciudadano, al igual que el resto de sus vecinos, está tratando de digerir la tragedia que ha costado la vida a nueve personas por las que hoy se oficia un funeral, aunque también es consciente de que es necesario recuperar el pulso diario.

"Hoy quiero ir a trabajar", afirma Mateo resumiendo el sentir de la ciudad.

Segunda noche al raso

Mientras tanto, unas seis mil personas han pasado hoy su segunda noche al raso, alojadas en los cinco campamentos dispuestos en la ciudad de Lorca para acoger a las personas que no pueden regresar a sus casas, según fuentes del operativo de emergencia.

La mayoría de los asistidos son inmigrantes dado que son la población que menos medios tiene de poder pernoctar con familiares o amigos en estos momentos, y algunos de ellos han preferido dormir al aire libre ante el temor de otro temblor.

Oscar Viacis, de Ecuador, cuya vivienda de la calle General Itier se encuentra muy afectada, se encuentra durmiendo en una tienda de campaña del Ejército junto con su esposa y sus dos hijas después de que anoche tuviera que hacerlo al raso.

Floren Esfitian, de Rumanía, prefirió hacerlo de nuevo en un jardín y con mantas porque todavía teme que le ocurra algo a techo cubierto.

Fidelia Muñoz Tapia, de Colombia, estuvo, según dijo a EFE, hasta tres horas esperando en una fila para que le asignaran un catre, por lo que prefirió abandonar la fila y junto con unas compañeras improvisó al lado de las tiendas un lugar donde pernoctar con periódicos y mantas.

Mohamed Mahid, de Marruecos, se mostró contento por poder comer esta noche y dormir en una cama, después de la noche de frío que vivió en el día de ayer. Edison Mina se quejaba de que llevaba dos días sin ducharse y con la misma ropa, pero resignado porque como él se encontraban varios conocidos.

Como anécdota, el obispo de la Diócesis de Cartagena se acercó a primera hora de la noche a Santa Quitera para observar la situación y saludar a algunas personas que se encontraban esperando para poder comer.

El centro de coordinación de emergencias fue un hervidero en estas primeras horas de la noche para que nadie se quedara sin un lugar donde dormir, coordinando un operativo de cientos de personas y voluntarios.

Fuentes de la Delegación del Gobierno en Murcia informaron a EFE de que Cruz Roja había dispuesto esta noche de 4.500 camas, mientras que la UME tenía unas 1.300 con posibilidad de ir ampliándose según las necesidades, y de hecho centenares de camastros aguardaban en Santa Quitera a la espera de que fueran necesarios.

El alcalde de Lorca, Francisco Jódar, indicó que varias familias han podido regresar a sus hogares y que por ello era menor el número de personas asistidas en relación al día de ayer, en el que se dispensaron 20.000 raciones de cena.