La participación militar española durante tres meses en Libia tendrá un coste de 43 millones de euros debido a la prórroga aprobada hoy -frente a los 25 millones presupuestados para un mes- aunque según la titular de Defensa, Carme Chacón, serán siete millones menos gracias a la racionalización del gasto.

En su primera intervención en la Comisión de Defensa del Congreso, que ha aprobado la prórroga de la presencia de España en la operación, Chacón ha aportado esta cifra, y en su réplica a los grupos ha asegurado que el Ejecutivo nunca ha sido "tan transparente como ahora" al explicar lo que cuesta una misión de este tipo.

Según han explicado fuentes de Defensa, el coste inicialmente previsto de 25 millones correspondía a diez millones por un mes de despliegue de medios aéreos para el establecimiento de la zona de exclusión y otros quince millones para el despliegue marítimo durante tres meses, cinco por cada mes.

A esta cantidad, como ha recordado Chacón, hay que añadir los cuatro millones de euros que aporta España a la OTAN para los costes comunes de la misión.

Ahora, con la prórroga, se tienen que presupuestar los gastos del despliegue aéreo para otros dos meses, pero esta vez, en lugar de diez millones, son siete millones por cada mes gracias a las medidas de racionalización del gasto tomadas.

La ministra ha expresado públicamente su agradecimiento al Estado Mayor de la Defensa por el esfuerzo "titánico" que ha hecho para racionalizar los costes, de acuerdo con el momento de crisis económica que se está viviendo.

Además ha asegurado que "nadie ha dado tantos datos nunca en una comparecencia en los últimos treinta años" como los aportados hoy por su departamento sobre los gastos, que el Estado Mayor de la Defensa le comunica también a ella "al milímetro".

Del mismo modo que ha especificado el gasto, Chacón ha detallado en su primera intervención las operaciones realizadas por las fuerzas armadas y lo ha hecho por sentirse "en la obligación" de ello, "entre otras cosas porque cuesta dinero y lo pagan los españoles".

Quejas por la falta de información

En el debate, todos los grupos se quejaron de la falta de información o análisis de la situación Libia desde el punto de vista político, hasta el punto de que el PP solicitó una comparecencia conjunta de las ministras de Exteriores y Defensa para aclarar las dudas del Congreso.

También coincidieron todos en cuestionar que el Gobierno circunscribiera temporalmente a un mes la autorización inicial para la misión y destacaron que en este tiempo las cosas no han mejorado en la zona. Es más, todos los partidos presentes en la comisión alertaron de que no sólo no se están cumpliendo los objetivos deseados, sino de que la situación es está estancando.

En concreto, CiU habló de "peligro de enquistamiento" y el PP llegó a afirmar que ahora la situación está "peor que hace un mes" porque las "incertidumbres son mayores", no se ha podido frenar la "sangría" y se corre el riesgo de acabar "en tablas" y con una Libia "dividida".

La portavoz del PP, Beatriz Rodríguez Salmones, que recriminó a Chacón su "silencio" ante la prensa sobre la misión, expresó su preocupación por la "fragilidad de la cohesión entre los aliados" de la OTAN que participan en la misión, así como la existencia de una "duda superior" sobre quién lidera la misión.

La necesidad de que se pida una nueva autorización parlamentaria en el caso de la ONU apruebe una nueva resolución que afecte a la actuación española también fue puesta de relieve por todos los grupos, que avisaron de que el permiso a la prórroga no podía interpretarse como un "cheque en blanco" si la misión varía.

Ante las dudas de la oposición, la ministra explicó que España pensó en un primer plazo de un mes al considerar que podía bastar para la exclusión aérea pero que ahora la comunidad internacional ha ampliado dos meses para equipararse a lo que la alianza considera como suficientes.

Nuevo cometido con el mismo aval

En cuanto a la posibilidad de que esos mismos efectivos desempeñen misiones de ayuda humanitaria, Chacón entiende que sería un nuevo cometido amparado en las resoluciones ya aprobadas y que no habría un cambio de misión. Detalló además que se trataría de reforzar corredores humanitarios y evacuaciones pero dejando claro que, dados los medios españoles desplazados ala zona, su labor sería más de escolta y, por supuesto, sin pisar tierra porque está prohibido en las resoluciones vigentes.

Sobre el futuro de Libia, el portavoz de los nacionalistas catalanes, Jordi Xuclà, abogó por una solución política sustentada en un gobierno de reconciliación plenamente democrático, pero advirtió del riesgo de "infiltración de grupos islamistas radicales que existen en la zona rebelde y las grandes fronteras del sur del libia".

A su juicio, el Gobierno ha modificado su posición y, si el presidente Zapatero aseguró hace un mes ante el Pleno del Congreso que el objetivo no era derrocar a Muamar el Gadafi, ahora Chacón parece sumarse a la tesis esgrimida por Estados Unidos, Reino Unido y Francia de que la solución pasa por la salida del dictador. Y es que la ministra había dicho que el futuro de Libia debe escribirse sin los Gadafi, a lo que el socialista Jesús Cuadrado agregó que ya nadie pone en duda que el futuro del dictador es acabar ante la Corte Penal Internacional.

Chacón insistió en que el objetivo de la misión militar es acallar la represión y proteger la población civil, pero no echar a Gadafi, que habría de ser tarea de la política y la diplomacia. "La acción militar abre espacios para la política y España apuesta por la salida de Gadafi, un alto el fuego y una misión de reconstrucción avalada por Naciones Unidas", resumió.

Los recelos también se pusieron de manifiesto en las intervenciones del peneuvista José Ramón Beloki, quien admitió un "ingrediente considerable de incomodidad" aunque entienda que la intervención es el "menor de lo males". Desde UPyD, Rosa Díez tachó de "decepcionante" la intervención de la ministra a la que exhortó a hablar con claridad asumiendo que en Libia hay "prácticamente una guerra civil" y que las operaciones deben continuar hasta que Gadafi deje el poder.

Llamazares y BNG, en contra

La única voz discrepante en la comisión fue la del diputado de IU, Gaspar Llamazares, quien negó de nuevo su respaldo a la intervención en Libia al considerar que es una "autorización preventiva" y una "patente de corso" para seguir bombardeando. "No vamos a darle amparo porque no lo tiene por parte de la ONU", subrayó, denunciando que ya se han sobrepasado sus resoluciones y que, además, a un mes vista, la estrategia de guerra se ha demostrado "fracasada" y ahora se está en una situación de "empate trágico".

Llamazares, quien reprochó a Chacón que no dé cuenta de los "efectos colaterales" de la intervención, avisó de que sería un "desastre político" que Libia se convirtiera en un "Estado fracasado, un país dividido y un protectorado de las potencias europeas": "Ustedes no pueden decidir quién falta y quién sobra en el futuro de Libia --protestó--. Yo espero que sobre la dictadura y que se creen las condiciones para un sistema democrático, pero no soy el amo del mundo y son los libios los deben construir su propio futuro".

El portavoz del BNG, Francisco Jorquera, que no forma parte de la Comisión de Defensa, donde el Grupo Mixto está representado por UPyD reiteró, a través de un comunicado, su rechazo a la misión, recordando que el propio Zapatero sostuvo ante el Congreso el objetivo "no era derrocar al régimen de Libia" y que ahora la OTAN quiere "ir más allá" e incluso se habla de echar Gadafi o de financiar y armar a los rebeldes.

"Es un régimen político execrable pero no se puede aprobar una declaración en la ONU para llevar a cabo una determinada misión y después cambiar lo que se pretende hacer", denuncia Jorquera, quien volvió a advertir de que, como ocurrió en Irak y Afganistán, las operaciones militares "sólo contribuyen a empeorar los problemas, acentúan la destrucción y sumen a la población en un Estado de guerra permanente".