El ex presidente del Gobierno José María Aznar ha responsabilizado hoy a José Luis Rodríguez Zapatero del "lío" y de la "chapucera" obra de "albañilería política" realizada con el Estatuto de Cataluña, cuyo único objetivo ha sido, en su opinión, mantenerse en el poder.

Aznar se ha expresado así en la apertura del curso de verano de FAES 2010, a la que ha asistido el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek, y en el que ha pronunciado una conferencia monográfica sobre el Estatuto catalán.

El ex presidente ha dicho que la sentencia es "el desenlace de una mala historia" cuyos responsables están en el partido que todavía gobierna en España y en Cataluña, y "en quien dirige ese partido", en alusión a Rodríguez Zapatero.

"Hemos padecido el efecto de un proyecto político que ha pretendido -y que va a seguir intentando- convertir un problema de Gobierno en un problema de Estado para encubrir sus propias responsabilidades", ha señalado.

El dirigente popular ha opinado que "lo que ha quebrado no es ningún proceso de la llamada construcción nacional sino una obra más bien chapucera de albañilería política para sostener en el poder a quienes ya se han cobrado con largueza los réditos políticos".

Tras asegurar que los socialistas "nos han arrastrado al límite de un Estado constitucionalmente fallido", Aznar ha subrayado que "nada de lo ocurrido hubiera sido posible si el PSOE no hubiera roto los consensos constitucionales básicos y esenciales para la estabilidad del modelo del Estado".

El ex presidente, que ha estado acompañado por su esposa, Ana Botella, ha apostado por reforzar el valor normativo de la Constitución y su primacía efectiva sobre el resto del ordenamiento jurídico.

Ha dicho que la sentencia debe contribuir a superar esa idea de que el modelo de Estado no tiene una configuración constitucional definida y que, por tanto, puede quedar a merced del "aventurismo político de mayorías pasajeras".

"Un Estado puede ser muchas cosas pero, desde luego, no imprevisible", ha sentenciado el ex presidente, para a renglón seguido criticar el "repertorio de despropósitos" que se ha pretendido con el texto catalán, entre los que ha incluido el intento de pretender un "Estado residual".

El presidente de FAES ha subrayado que el "Estado residual" no es la opción de la Constitución ni de la ciudadanía, sino más bien al contrario, "una apuesta política temeraria y empobrecedora".

Frente a ello, ha abogado por un Estado que sea capaz de responder a las exigencias actuales, que asegure las reglas del juego y la unidad jurisdiccional; las condiciones de igualdad, las políticas de cohesión, y los derechos y libertades de todos y cada uno de los españoles.

En este contexto, ha apostado por zanjar "esta irresponsable deriva de inestabilidad y deterioro institucional", porque su esencia, ha dicho, "es el abandono de principios y virtudes que son fundamentales para el progreso pacífico de las sociedades".

"Es preciso recordar que la convivencia es un juego de límites para todos y, por tanto, hay que asumir que hay límites a la dinámica de exigencia nacionalista", ha manifestado.

Ha advertido de que las demandas identitarias no pueden anteponerse a los principios cívicos, y que los sentimientos, por respetables que sea, no legislan.

Y ha cerrado su intervención asegurando que esta mala historia necesita con urgencia ser transformada en un proyecto de recuperación de las instituciones, de estabilidad, de confianza y de superación.