En los días de mucho calor, Sanidad aconseja beber con frecuencia agua o líquidos sin esperar a tener sed, evitar el alcohol, refrescarse con una ducha, y tomar comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, zumos...).

En el exterior siempre hay que buscar la sombra, cubrirse la cabeza, usar ropa ligera y de color claro y un calzado fresco, cómodo y que transpire.

El Ministerio de Sanidad también recomienda cuidar la piel con protectores solares, utilizar gafas con filtros ultravioleta y reducir las actividades físicas intensas al aire libre, sobre toda durante las horas más calurosas.

En casa, deben bajarse las persianas cuando el sol incida directamente sobre las ventanas y no abrirlas cuando la temperatura exterior sea alta.

También es conveniente refrescar el ambiente con ventiladores y sistemas de refrigeración, siempre con un uso racional de los mismos.

Algunos grupos de población son más sensibles a las altas temperaturas y requieren un mayor seguimiento de las medidas de protección: menores de 4 años, ancianos, personas con enfermedades crónicas o que toman medicación, y personas que realizan esfuerzos físicos en el exterior (tanto trabajo como deporte).

Por último, el aumento de las temperaturas conlleva una mayor sudoración con la consiguiente pérdida de agua y sales minerales que, de no reponerse, puede dar lugar a algunos de los siguientes síntomas: calambres, agotamiento por calor y golpe de calor.