La mayoría de los conductores españoles, un 75 por ciento, está a favor de una 'ley de cero alcohol' al volante, según revela un estudio de la aseguradora de automóviles AXA, que señala además que el 89 por ciento considera necesario que se incluya en el sistema educativo un asignatura de seguridad vial.

Estas son algunas conclusiones del estudio sobre "Hábitos de la Conducción" de la segunda aseguradora de automóviles de España, en el que se analiza la conducta de los automovilistas españoles a través de un informe comparativo en diez países europeos, que ha sido presentado por el director de comunicación de Axa, Josep Alfonso.

El informe se ha llevado a cabo a partir de 8.000 entrevistas telefónica a conductores de esos diez países: Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, España y Suiza.

Los encuestados españoles, a tenor de lo que han contestado, clasifican a sus compatriotas como los mejores conductores de Europa, detrás de los alemanes, una idea que no comparten el resto de países, ninguno de los cuales nos sitúa como tales.

El estudio detalla la percepción de la seguridad vial de los conductores españoles, un tercio de los cuales defiende una nueva norma que prohíba conducir con cualquier grado de alcohol en sangre.

Los conductores españoles sitúan como prioritario la toma de conciencia sobre los peligros que conlleva la conducción (un 61 por ciento), y en su conducta ha tenido un gran impacto la instalación de radares de velocidad (un 56).

Un 51 por ciento asegura que está influenciado por las campañas preventivas, pero lo que más les pesa a la hora de poner freno a las conductas peligrosas son los controles de tráfico y no su propia capacidad para ver los peligros.

Esta tendencia supera en España la media europea, así un 56 por ciento reconoce que uno de los motivos que ha hecho variar su actitud son los controles de velocidad y un 52 que se han visto influenciados por una aplicación más estricta de la ley.

En este sentido llaman la atención dos porcentajes: el 55 por ciento de los españoles considera que los límites de velocidad se han establecido para mejorar la seguridad (en el estudio del año pasado era del 65) y el 31 por ciento, el porcentaje más alto de Europa tras Francia, estima que ha sido por la necesidad de las administraciones para obtener ingresos (en 2008 fue del 19).

Pero además los españoles cambian en buena medida sus 'malos hábitos' ante la posibilidad de perder puntos y son los que más se conciencian de los peligros de la carretera cuando una persona conocida sufre un accidente.

Las conductas que nos resultan más peligrosas son saltarse la línea continua (un 91 por ciento), seguido de contestar al teléfono sin un kit de manos libres y conducir sin guardar la distancia de seguridad, comportamiento que es el más dañino para el resto de países.

Las menos peligrosas son conducir en autopista entre 150 y 160 kilómetros hora, a 65 kilómetros hora en ciudad y circulando más de dos horas al volante sin parar, que es la que más riesgo implica para el resto de europeos.

La infracción más reconocida por todos los encuestados es la de saltarse los semáforos en ámbar y la menos admitida es la de conducir después de haber tomado al menos dos copas, seguido de no usar el cinturón y cruzar la línea continua.

Los encargados del estudio además han examinado cómo ha afectado a los conductores el cambio del precio de los combustibles: el 35 por ciento de los españoles al volante modificaron su conducta tras la subida de los mismos en otoño de 2008, lo que nos sitúa en los menos afectados.

Lo que hace la mayoría cuando sube es (de más a menos): reducir la velocidad, cambiar el estilo de conducción, conducir menos (comportamiento mayoritario en europeos), utilizar otras vías de transporte, compartir coche (somos los europeos que más lo hacemos), utilizar combustible más económico o cambiar de coche (sólo un 9).