¿Debe la flota española dejar de pescar en el Índico por la amenaza continua de las mafias del pirateo, que ha alcanzado límites insospechados con riesgo para la vida humana? ¿Compensa llevar soldados a bordo?

Los armadores lo tienen claro: sí que compensa pese a todos los handicaps que sufren para mantener a sus barcos en el golfo de Adén. Las empresas vascas, cuyos barcos están tripulados en gran parte por marineros gallegos, no están dispuestas a abandonar un caladero histórico, en el que operan desde 1984. Las razones son muchas pero la que más pesa quizás sea el balance económico de uno de los mares más ricos en atún y que garantiza unos rendimientos superiores al Atlántico y al Pacífico, en cuanto a la captura de atún. De hecho, en el Índico se concentra el 50% de la captura de túnidos.

Los ataques y secuestros de los últimos meses han mermado en un 50% la actividad pesquera de los atuneros españoles, la segunda flota más importante de la Unión Europea. Si antes desembarcaban 200.000 toneladas al año, ahora sólo llegan a puerto 100.000.

Pese al sobreesfuerzo que están realizando empresas y tripulantes para pescar en aguas próximas a Somalia, continuamente amenazados por los eskifes de piratas armados con fusiles y lanzagranadas, el caladero es demasiado rentable como para prescindir de él. Las principales compañías pesqueras con barcos en la zona (Inpesca, Echebastar, Atunsa, Pevasa y Albacora) alcanzan una cifra de negocio de 180 millones de euros anuales. Este capital no sólo beneficia a España: las Islas Seychelles también sacan partido de la actividad pesquera en la zona. De hecho, la economía generada por la pesca supone el primer factor de su PIB, con un 60% de su riqueza. Asimismo, esta actividad reporta ganancias a Madagascar, donde se realizan las reparaciones de las embarcaciones.

Luchar contra las mafias

El sector atunero español en el Índico se caracteriza por su gran capacidad extractiva y operativa, un potencial cuya pérdida "sería un gran desperdicio social y económico e implicaría la eliminación de miles de puestos de trabajo", según fuentes del sector pesquero gallego. Son, en la actualidad, 33 buques: 18 con bandera de Seychelles y los 15 restantes de pabellón español. El número de tripulantes se eleva hasta el millar, teniendo en cuenta que cada atunero está tripulado por 30 hombres. La capacidad de almacenaje oscila entre las 600 y las 1.400 toneladas de atún y, con sus capturas, la flota de túnidos abastece el 40% de la demanda de la industria conservera española.

Las empresas armadoras lamentan que "se vaya a dar por perdida" la batalla de la pesca en ese océano "frente a una banda de piratas criminales" y que se plantee la posibilidad de abandonar esa actividad "totalmente legal", que cumple todos los requisitos internacionales.

El presidente y el gerente de la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac), Jon Uria y Julio Morón, han manifestado, en declaraciones al canal vasco ETB, que apoyan las labores de búsqueda de nuevas áreas de pesca a los buques españoles ante el riesgo de nuevos ataques piratas. Sin embargo, han solicitado "no tirar todavía la toalla", defendiendo la necesidad de intensificar la seguridad de los atuneros, ya que, según han advertido: "no hay alternativas reales" a su actividad en otras zonas.

Hace dos años la flota de la Unión Europea que faenaba en el área era de unos 45 buques, de los cuales, 13 o 14 barcos abandonaron el Índico para trabajar en otras áreas. "De esta forma ya se ha cubierto prácticamente el cupo europeo en los océanos Pacífico y Atlántico", argumentaron los armadores.

"Conocemos el negocio bien y sabemos que a los 33 barcos de intereses europeos que hoy en día están en el Índico sólo les queda ese océano para continuar con su actividad pesquera. La alternativa a nuestros atuneros es el desguace, el desempleo", advirtió Uria. Además, explicó que si los barcos españoles dejan de pescar allí no sólo sería el final de la industria pesquera y conservera de ese país, sino que también haría quebrar la actividad productiva de algunos países de la costa africana.

Los armadores rechazan las acusaciones de que sus barcos están esquilmando la pesca en Somalia y aseguran que no tiene nada que ver la pesca en el Índico, a más de 200 millas de la costa africana, "con los intereses o los recursos de ese país". Consideran, además, que entrar en ese debate sería dar argumentos a los piratas, que, a su juicio, sólo se mueven por intereses "mafiosos y criminales".

Según palabras de los armadores con larga experiencia en aguas próximas a las Seychelles, el Índico es la zona de pesca "más controlada del mundo" y los barcos españoles cumplen la legalidad respecto a las aguas internacionales y los acuerdos de la UE con los países africanos.