Mas de 200 personas aguardaban al mediodía la apertura de la capilla ardiente a lo largo de la Carrera de San Jerónimo, por donde pasadas las once de la mañana los Reyes y los Príncipes de Asturias abandonaron el Congreso, tras una solemne ceremonia en la que don Juan Carlos impuso el collar de la Real y Distinguida Orden de Carlos III al fallecido.

Al igual que las autoridades, los ciudadanos acceden a través de la Puerta de los Leones, desde la que se llega al Salón de los Pasos Perdidos, donde se paran brevemente a los pies del féretro del ex-presidente, rodeado de coronas de flores.

La viuda, Pilar Ibáñez-Martín y sus hijos se encuentran en un lateral del salón, acompañados de otros familiares y allegados.

La capilla ardiente quedará abierta hasta las nueve horas de mañana, lunes, en que será trasladado a la localidad lucense de Ribadeo para recibir sepultura. El próximo jueves se celebrará un funeral de Estado en la Catedral de la Almudena.