Se trata, habitualmente, de una anomalía del comportamiento bastante frecuente en perros. Cuando la realiza repetidamente se les llama «estereotipias» y se suelen presentar en animales aburridos, estresados o que han estado encerrados durante mucho tiempo. Normalmente, con un enriquecimiento de su vida diaria, es decir, con más paseos, juegos, etc, el problema mejora muchísimo. Otra cuestión distinta es cuando ya se trata de un trastorno obsesivo compulsivo. En esos casos, además de la paciencia, el papel del veterinario y del etólogo es fundamental para conseguir resultados positivos. No obstante, pese a todo lo anterior, nunca hay que descartar tampoco otro tipo de causas, quizás más físicas, que puedan provocar también dicho comportamiento como, por ejemplo, la presencia de parásitos como las pulgas, que el animal pudiera tener las glándulas anales obstruidas o, incluso, algún tipo de problema dermatológico o neurológico. Lo mejor, por tanto, es que lo lleves a tu veterinario para que, tras realizarle las pruebas oportunas, pueda llegar al diagnóstico correcto.