El pasado 20 de febrero se celebró el Día Mundial del Gato y por ello voy a dedicarles este artículo a esos seres mágicos. En concreto, se lo voy a brindar a los que son más olvidados a todos los niveles, a los que más dificultades se encuentran y a los más desprotegidos. Éstos son los gatos ferales, que viven en la calle adaptándose como pueden a un medio totalmente hostil para ellos, invadido vorazmente por la avaricia inconsciente del ser humano. Pero la situación se complica aún más cuando estos gatos que viven en colonias contraen alguna enfermedad importante o presentan alguna patología que les impide llevar una vida normal en la calle. Y es en estos casos cuando los que nos dedicamos a rescatarlos, a ayudarles y a cuidarles, nos encontramos con una barrera infranqueable.

Por eso, quiero aprovechar este artículo para hacer una petición de ayuda y transmitir la necesidad de tomar medidas para la protección real de estos animales y que se les ampare a ellos también como seres vivos que son. Dicha barrera se refiere, por un lado, a la elevada cantidad económica a nivel veterinario que supone su recuperación y que muchas veces es inalcanzable. Y, por otro lado, a que además no existen lugares donde llevarlos cuando la vida en la calle ya no es posible para ellos como consecuencia de su dolencia y necesitan un espacio habilitado de cara a su recuperación.

¿Qué consecuencias tiene esto para los gatos ferales con patologías si no hay un sitio donde poder llevarlos para atenderles adecuadamente? Esto supone que en muchos casos la recomendación de los veterinarios sea la eutanasia. Pero este término significa proporcionar la muerte a un ser para aliviar su sufrimiento, no porque no existan recursos empleados para ayudarles y la única opción sea la muerte. Este hecho nos lleva la siguiente reflexión: ¿se está gestionando de manera ética la ayuda y protección de los animales que más sufren por vivir en la calle? La respuesta es negativa, ya que no tienen ni siquiera opciones de tratamiento de las enfermedades que puedan contraer y a las que están más expuestos precisamente por su situación.