La explotación de animales está a la orden del día en forma de espectáculo. Corridas taurinas, visitas al zoo o funciones circenses son actividades de ocio para muchos españoles. Incluso en países exóticos como Tailandia, los animales son requeridos por los turistas para su disfrute. Todas estas prácticas suponen un peligro para los animales. La mayoría de ellos son capturados cuando son crías, obligados a vivir en un entorno distinto al suyo, forzados a trabajar diariamente sin descanso y torturados para que obedezcan. Si queremos promover el bienestar animal, aboguemos por un ocio y un turismo responsables.