Lo bueno y lo malo. El pasado año nos dejó un poquito de todo. Por un lado, la rabia y el dolor de tantos casos de animales maltratados, la sinrazón del abandono con el que muchas familias en nuestro país premian la entrega y la fidelidad de sus perros y gatos, y la aparición constante de especies exóticas que, compradas y posteriormente abandonadas, campan ahora a sus anchas sin control. Pero, por otro lado, también algunas cosas buenas, como la consolidación de la defensa de los animales en la sociedad, y los cambios legislativos realizados para protegerles y reconocerles cada vez más. Como siempre, dejamos atrás un año y nos adentramos en otro, con una de cal y otra de arena.