La mirada de todos los perros es tan sincera que consigue ser alegre y triste a la vez, salvo la de aquellos que hemos sido abandonados. La nuestra está llena de recuerdos y nostalgia pero, pese a ello, a veces también se llena de esperanza cuando alguien nos adopta. Soy «Lobo» y vivo en: info@fundacionraulmerida.es