Cuando el bosque, la sierra o un simple árbol se quema, algo dentro de nosotros arde. Los últimos incendios ocurridos en España, por previsibles, no dejan de hacernos daño. Han arrasado importantes pulmones naturales de nuestro país y, con ellos, se han llevado buena parte de nuestra fauna y flora. Es imposible saber la vida de cuantos animales habrán consumido las llamas, incalculable el daño sufrido. Ahora toca investigar responsabilidades y depurar culpabilidades. Después habrá que dedicarse a lo más importante, repoblar de nuevo de vida lo que hoy sólo son cenizas.