No sólo el perro, el gato o los gorriones están presentes en la vida de muchas ciudades, también los caballos forman parte del día a día de todas ellas. Lo están en forma de hípicas donde la gente acude a montar, realizando una labor turística paseando a muchas personas por nuestras calles e, incluso, preservando la seguridad ciudadana llevando sobre sus lomos a agentes de la policía. Y, por si todo lo anterior fuera poco, también nos los encontramos en buena parte de las ferias y fiestas populares, como parte importante de las mismas. Sin entrar a valorar cada una de ellas, lo mínimo que debemos hacer por su entrega incondicional y constante, es devolverles respeto y buenos cuidados. Es esencial, siempre, que dispongan de agua limpia y fresca, de zonas de sombra constantes y que, por supuesto, nunca se abuse de su fortaleza ni resistencia. Las altas temperaturas no son buenas de compañeras de viaje para ellos, ni tampoco la alimentación desordenada e inadecuada. La principal causa de muerte en caballos son precisamente los cólicos. Todos los cuidados con estos animales, cuya belleza compite con su nobleza, son pocos.