Dos peligros acechan en estas fechas al mar. Por un lado, los pescadores que se pasan con sus cañas, horas y horas, en la playa, desconociendo que está prohibido hacerlo y que, además, poco o nada pescarán porque la costa está llena de redes -unas legales y otras ilegales- que impiden a los peces alcanzar la orilla. El otro peligro real son los que, arpón en mano, bucean en busca de peces. Para ellos las prohibiciones son idénticas pero, a menudo, el daño que causan es aún mayor, ya que erosionan el fondo del mar.