Es lo último que me imaginaría oír pero desgraciadamente se contempla en el Proyecto de Ley de protección y bienestar de los animales de Galicia. La propuesta deja muchos temas en el tintero y no aprovecha en absoluto la ocasión para prohibir los animales en circos, o un sinfín de cuestiones, limitando su ámbito a los animales domésticos, así como a los animales silvestres que viven en cautividad.

En mi opinión resulta inadmisible que se pretenda sancionar como infracción grave a aquellos particulares que de forma altruista puedan recoger un animal abandonado o perdido sin autorización para ello (¿qué tipo de autorización se necesita para rescatar un animal?), con multas que van de los 501 euros a los 5.000 euros, art. 39. n) y 41. b). No debemos olvidar que si los particulares colaboran en la recogida de animales abandonados o extraviados es precisamente porque la Administración no llega a todos los casos. Si uno de nuestros animales se pierde, siempre nos gustará saber que una persona con buen corazón lo ha recogido y lo ha llevado a un centro veterinario para comprobar si tiene identificación, por ejemplo.

También se sanciona a aquellos que alimenten animales abandonados o extraviados, con multas que pueden ir de 100 a 500 euros. ¿Dejamos morir de inanición a aquellos animales abandonados o perdidos que encontremos?

En vez de dar énfasis a cambiar mentalidades o conciencias (máxime en una comunidad con muchas zonas rurales) sobre el bienestar o la protección animal, el proyecto se centra en sancionar conductas como la de voluntarios alimentadores o rescatistas. De verdad, es una pena.