El concepto de bienestar tiene que ver con cuatro ámbitos: físico, psicológico, emocional y social. Por ello, debemos tener en cuenta estos cuatro planos, si queremos aumentar la calidad de vida de los animales que forman parte de nuestra familia, y cumplir con la responsabilidad que conlleva asumir la vida de otro ser, como parte de la nuestra.El primer plano es el ámbito físico, en el sentido de proporcionar a nuestros animales una buena salud fisiológica general, satisfaciendo sus necesidades proporcionándoles una buena alimentación, ejercicio, cuidados veterinarios, etcétera.

El ámbito psicológico tiene que ver con esta relación sana de la que ya hemos hablado a la hora de vincularnos con ellos, con protegerles de ambientes tóxicos y con permitirles desarrollarse como el animal que son, respetando sus espacios, sus formas de divertirse y su personalidad.

El ámbito emocional es el más difícil de manejar. Se trata de ayudarles a resolver los conflictos emocionales que puedan estar teniendo, como consecuencia del ambiente en el que viven, de sus experiencias o de nuestra relación con ellos. Entender, respetar y resolver que, cuando un animal expresa una emoción negativa como la ansiedad el miedo o la agresividad, lo que nos está transmitiendo es que tiene un problema y nuestra responsabilidad es ayudarle a resolverlo. Más aún cuando en gran parte de las ocasiones, nosotros/as mismos/as somos el foco del problema y/o de la solución.

Y por último, el ámbito social que está relacionado con permitir a nuestros animales disfrutar de unas relaciones sociales satisfactorias, adecuadas y sanas para ellos. En el caso de los perros, por ejemplo, permitiéndoles sociabilizarse, jugar y relacionarse con otros animales de su misma especie. Y en el caso de los gatos, evitando tener un solo animal encerrado en un piso, teniendo dos como mínimo y si es posible permitirles disfrutar del aire libre y de una vida lo más parecida a lo que sería la suya en libertad.