La alergia a las pulgas es una de las que con más frecuencia padecen nuestros amigos los perros y gatos. Las alergias suelen ser estacionales y, desgraciadamente, de difícil curación. En el caso de este tipo de alergia suele haber un rebrote en las épocas de mayor cantidad de pulgas, que son la primavera y el verano. Sin embargo, en invierno, al descender el número de éstas, la alergia suele estar más controlada.

Cuando un animal es alérgico a la picadura de pulgas, basta que una sola le pique y luego se vaya para que en el animal se desencadenen los mecanismos de la inflamación y empiece a rascarse hasta hacerse heridas que pueden ser importantes.

Sin embargo, últimamente hay noticias muy positivas: la primera de ellas es que hay pastillas, de última generación, que ayudan mucho a evitar que nuestro animal coja pulgas, lo que, en suma, evita la alergia. También, para controlar los picores hay productos que sustituyen a los corticoides -con menores efectos secundarios que éstos, si se tienen que utilizar durante mucho tiempo-.

Lo mejor es que pregunte a su veterinario al respecto y, por supuesto, tome medidas antes de que el animal empiece con la alergia: limpie las zonas donde éste viva para evitar que se acumulen huevos, incida en las desparasitaciones contras las pulgas y, en el momento que empiece a rascarse, acuda inmediatamente a su veterinario para controlar los picores y, así, evitar que se haga heridas.