La aparición, hace tan sólo unos días, de varios centenares de cabras muertas en una explotación ganadera de Huesca, nos ha vuelto a poner los pelos de punta. Los hechos fueron descubiertos, dentro de la operación Máximus del Seprona -para el control del bienestar animal en explotaciones ganaderas-. Los agentes quedaron impresionados al ver los cadáveres de más de trescientas cincuenta cabras esparcidos por el suelo. Habían fallecido de hambre -llevaban más de 25 días sin comer-. La responsable de la explotación está ahora a disposición judicial y se enfrenta a una pena entre 6 y 18 meses de cárcel por un delito de maltrato animal. Al parecer, la muerte fue intencionada, con el fin de cobrar un seguro.Ver para creer.