Recientemente hemos conocido dos sentencias (Juzgado de lo Penal nº 1 de Huelva y Penal de Úbeda), en las que la suspensión de la pena de prisión impuesta a los condenados por delitos de maltrato animal se condiciona no sólo a que no vuelvan a delinquir en el período de dos años sino a la obligación de realizar un curso de protección animal.

Sin entrar en la nimiedad de las penas impuestas en ambos casos, considero de especial relevancia la obligatoria realización de este tipo de cursos, en el que el condenado sea capaz de trabajar valores como la empatía, el control de sus impulsos, etc. No significa que este tipo de cursos vaya a arreglar el mundo pero, quizás, a alguien que no respeta a los animales puedan darle una visión más global del entorno y enseñarle a respetarlos. Evidentemente, el contenido efectivo del curso es fundamental, en cuanto a conseguir una verdadera reeducacion de los maltratadores.

El anterior presidente de la Audiencia Provincial de Alicante promovió la creación del «Programa de educación para condenados por hechos de maltrato a los animales», el cual busca evitar la reincidencia de los condenados por hechos de violencia hacia los animales y crear conciencia social, lo que implica no sólo la trasmisión de valores y aprendizaje del propio condenado, sino también de su entorno a través de éste.

De momento, no me consta que se haya puesto en marcha el programa, pero no dudo de que se hará, dada la oportunidad que supone para todos.