El ego

Por un lado, hemos de diferenciar lo que es Ego de lo que es Autoestima, ya que ambas son dos caras de una misma moneda. Autoestima es quererte, aceptarte, valorarte y cuidarte a ti mismo/a, siendo consciente de tus logros y capacidades desde la humildad y aprendiendo de tus errores así como responsabilizándote de ellos. El Ego es justo lo contrario. Es buscar obtener medallas para sentirnos bien, aunque a veces ni siquiera nos correspondan, y evitar responsabilizarnos de lo que hacemos cuando sale mal. Si dejamos que nuestro Ego nos domine a la hora de ayudar a los animales, les estaremos perjudicando tanto a ellos como al resto de compañeras/os, ya que convertiremos lo que debería ser una intervención en equipo de ayuda mutua, en una lucha de poder.

Por otro lado, a pesar de que los/as animalistas luchamos por la igualdad de los animales, si analizamos nuestro comportamiento cuando les ayudamos, seguimos colocándoles en un lugar de inferioridad. Muchas veces decidimos por ellos lo que está bien y lo que está mal, con el único objetivo de sentirnos bien, de lavar nuestra conciencia. ¿Nos preguntamos alguna vez si eso es lo que realmente querría el animal? Es frecuente ver cómo se mete en pisos a gatos salvajes, como se separa de sus responsables a animales sólo porque consideramos que no es lo que a nosotros nos gustaría? Mientras sigamos ayudando a los animales desde nuestro Ego de humanos y decidiendo su futuro en función de nuestros deseos y expectativas, condicionados por nuestros miedos, no estaremos haciéndolo desde la empatía ni desde la igualdad. Ponernos en su lugar y dejar de lado nuestro «egoísmo solidario» o no tomando decisiones en función de cómo nosotros nos vamos a sentir mejor, sería la forma adecuada y sana de ayudarles, haciéndolo desde el corazón y no desde nuestras carencias emocionales, que se deben resolver en otro lugar y de otra manera.