De sobra conocen ya la respuesta. No sólo es posible sino que todas las preguntas anteriores tienen como protagonistas casos reales sucedidos en nuestro entorno. Sin embargo, como pueden imaginarse, la lista no acaba ahí. También hemos encontrado cocodrilos, llamas, avestruces, emús, serpientes, tarántulas, ranas supervenenosas, tortugas de todos los tamaños y tipos, tigres, leones, osos, panteras y hasta pumas, por poner sólo algunos ejemplos de animales€ Pero ¿saben, realmente, cuál fue el primero de este tipo que rescaté en mi vida? Se trató de un pequeño mono que se había encaramado en lo más alto de la ladera del castillo de Sax. El animal no podía bajar. Era casi de madrugada y fueron los bomberos los que, con un arnés y unas cuerdas, me descolgaron por la muralla hasta que, por fin, pude llegar hasta donde se encontraba el mismo. El pobre me recibió, literalmente, con los brazos abiertos.

Hace ya 20 años de aquello y, desde entonces hasta ahora, la cifra de animales salvajes que necesitan ayuda no sólo parece que nunca disminuya, sino que, al contrario, tengo la sensación de que se ha disparado. Sin ir más lejos, hace sólo unas semanas el Seprona nos pidió que nos hiciéramos cargo de dos pequeños monos incautados a una familia, dado que Primadomus tenía colapsadas sus instalaciones ante la cantidad de animales que han tenido que acoger en los últimos meses.

Pero, para que vean la dimensión del asunto, tan sólo unos días más tarde, el Seprona decomisó, también, entre otros, a un loro gris de cola roja -hay que recordar que, desde el cierre del Arca, nadie se encarga ya del cuidado y acogida de esos animales pero, sin embargo, las incautaciones se siguen produciendo continuamente-. ¿Qué hacer entonces en estos casos? Pues, supongo, que lo que hicimos: acoger a dichos animales, mientras buscamos desesperadamente algún lugar donde poder llevarlos.

Pero la historia suma y sigue, porque, esta misma semana, hemos recibido también otra petición de socorro. En este caso se trata de un circo que, ante la presión social, quiere deshacerse de sus animales y no son pocos: búfalos, llamas, leones, ponys y otros tantos esperan un destino digno. Dicen los propietarios de los mismos que, desde hace semanas, piden un lugar donde acojan a sus animales pero que, desgraciadamente, nadie le responde. Y me pregunto: ¿es posible que, después de todo lo que hemos luchado para acabar con el uso de animales en espectáculos de circo, nadie extienda su mano para ayudar a esos pobres animales? ¿Qué tienen que decir, al respecto, las autoridades y políticos que se manifiestan aquí o allá en contra de ese uso? ¿Nada? ¿De verdad? Está claro que, en España para algunos, vale más el postureo, la declaración institucional, la foto fácil o el tweet rápido a golpe de móvil que, realmente, la vida de todos esos animales. En fin€ Es lo que hay.

Nota: Desde el Arca, junto a Frank Cuesta («Wild Frank»), estamos ya buscando ayuda para todos ellos.