La proyección es un mecanismo de defensa psicológico que consiste en proyectar en el otro, aspectos que son nuestros. Este hecho se produce habitualmente con los animales y de ahí nace el fenómeno de «humanizarles».

Los animales nos conectan con nuestra parte vulnerable y en consecuencia con nuestras carencias. Identificamos en ellos nuestras emociones y vemos a través de sus ojos nuestro mundo interior.

Este mecanismo es el primer concepto que debemos entender y tener en cuenta para lo que en artículos posteriores trataremos.

Algunos ejemplos de proyección son: «pobrecito tiene mucho frío vamos a ponerle el abrigo» y la realidad es que el que tiene frío eres tú; «¡qué pena me da verle cojito!» cuando el animal no sufre por tener menos movilidad, se adapta y puede ser igual de feliz. También en ocasiones queremos tener cachorros, porque queremos tener bebés. Hay parejas que utilizan a los animales como sustitutos de los hijos/as.

Todo esto lo que supone es un condicionamiento negativo que afecta a la vida de los animales, causada por una forma tóxica de verlos en consecuencia de tratarlos. Debido a una mala autogestión emocional.

Es muy importante diferenciar entre lo que nos pertenece y lo que es del animal, porque sólo así podremos ayudarlos y/o adoptarlos de forma sana. Debemos preguntarnos algunas cuestiones antes de hacerlo como por ejemplo: «¿por qué estoy escogiendo este perro? Porque es bonito, porque me hace sentir poderoso y fuerte, porque es el hijo/a que deseo tener?».

Si lo haces por alguna de estas razones, resuelve primero tus expectativas de vida frustradas y después escoge al animal desde tu corazón, porque sólo así sabrás que la decisión es adecuada, sana y que os hará felices a los dos.