No encuentra el Hércules el botón del paracaídas en su vertiginosa caída. Una ligera e intermitente mejoría no le alcanza para detener la hemorragia que amenaza con dejarle seco antes de que acabe el cuento. El bloque alicantino está metido de lleno en una espiral negativa, la menor contrariedad le desmaya. Ayer fue el Murcia, posiblemente el equipo más endeble que ha encontrado el Hércules en su tortuoso camino por esta Liga Adelante, quien le sometió sin hacer nada, bendecido por errores puntuales del adversario, fallos arbitrales y la impagable colaboración de Fran Mérida, que se autoexpulsó tras acusar al árbitro de robar una vez señalado un dudoso penalti que selló el 2-1 definitivo.