El Honda CR-Z es el primer híbrido con carrocería coupé 2+2 (dos plazas delanteras más dos asientos traseros de dimensiones más reducidas y un maletero de 225 litros ampliable a 401 litros si se abate la banqueta posterior).

Estéticamente se caracteriza por su aspecto deportivo marcado por una línea de capó baja, un parabrisas trasero en dos niveles, el portón aerodinámico o el techo inclinado.

El diseño interior del CR-Z incluye una cabina pensaba para el conductor y equipada con pantallas 3D. El panel de instrumentos sitúa los controles de mayor uso cerca de las manos del conductor, mientras que el salpicadero tiene una distribución en dos niveles. En general el habitáculo tiene una imagen casi futurista, de alta tecnología y espíritu deportivo.

El CR-Z monta un motor de gasolina i-VTEC de 1.5 litros (114 CV) que se combina en paralelo con un motor eléctrico (14 CV), de modo que la potencia obtenida entre ambos alcanza los 124 CV que permiten, según la marca y gracias a un peso contenido que no llega a los 1.200 kg, unas prestaciones dinámicas que están en consonancia con el aspecto de la carrocería. El chasis de este producto de Honda está basado en el de otro híbrido comercializado por la marca japonesa, el Insight, aunque ha recibido determinados retoques para acentuar su deportividad: mayor ancho de vías, menor distancia entre ejes, suspensiones aligeradas, etc.

La electrónica aplicada a un rendimiento eficiente es uno de los rasgos característicos de este CR-Z que presenta a su conductor tres modos posibles de funcionamiento que se seleccionan mediante otros tantos pulsadores: Eco, para conseguir el mínimo consumo; Normal; y Sport, enfocado a las prestaciones. El sistema permite que la dirección, el pedal del acelerador, e incluso el climatizador se comporten de modo diferentes según el programa seleccionado, y el motor eléctrico otorga un apoyo más decidido al propulsor térmico en el modo Sport.

El cambio manual de seis velocidades (con una sexta larga) es otro de las singularidades del CR-Z, en el que también encontramos soluciones ya vistas en el Insight como el cambio en el tono de la iluminación según sea o no eficiente nuestra conducción. El consumo medio homologado es de 5,0 l/100 km.

El cambio manual de seis velocidades, de tacto muy deportivo y preciso, permite ofrecer al CR-Z un mundo de sensaciones de lo más estimulante. Los cortos desarrollos del cambio y el empuje extra del motor eléctrico proporcionan mucha agilidad, incluso en marchas largas. El resultado es un coche fácil de conducir, con un motor muy utilizable y con unos consumos del todo contenidos. Además, el conductor no tiene que hacer nada distinto que en cualquier otro automóvil con cambio manual y, aunque el motor se para automáticamente en las detenciones, basta con pisar el embrague para que el coche vuelva a funcionar.

La posición al volante, el tacto del cambio y el sonido del motor de gasolina, capaz de estirar hasta más allá de las 6.000 rpm, convierten su conducción en un ejercicio divertido y gratificante.

El CR-Z se vende a partir de 22.300 euros (Sport) con climatizador, puerto USB, o luces diurnas LED de serie. El GT –que lleva además control de crucero, xenón, sensor de lluvia y luz, asientos calefactados o sensor de aparcamiento– vale 23.800 euros y el GT Plus –que añade techo panorámico y tapicería de cuero– 25.700 euros.