Se desconoce cuántos son y quién los introdujo, pero hoy se cuentan por decenas y cada vez son más. Los patos del estanque situado en el parque del Gorg de l´Omet comenzaron siendo un atractivo para los visitantes, en un pulmón verde de mucho tránsito, junto a la avenida principal de Canals. Pero hoy la colonia representa un problema sanitario que amenaza el ecosistema y que se ha convertido en una pesadilla para las autoridades municipales. Su reproducción incontrolada, unida a la excesiva alimentación brindada por los humanos, no hace más que intensificar la problemática.

Para combatirla, el área municipal de Medio Ambiente se ha propuesto echar mano de la participación ciudadana. El ayuntamiento acaba de lanzar una campaña orientada a fomentar la adopción gratuita de los animales entre los vecinos de Canals. Cualquier ciudadano interesado en asumir el cuidado de algunos ejemplares ha de presentar una instancia por registro de entrada del consistorio con sus datos. Solo hay dos condiciones. Una es que, en principio, no podrán entregarse más de cuatro patos por persona «hasta agotar existencias». La segunda, según recalca el concejal de Medio Ambiente, Andreu Lluch, es que los demandantes han de garantizar que procurarán un «cuidado» a los animales y que no los utilizarán para cocinar la paella del domingo o para acompañar el próximo guiso. El edil subraya que se valorará cada solicitud, en función de las condiciones ofrecidas por cada demandante para mantener los ejemplares. «En el pueblo sabemos quién tiene un corral o una granja y puede hacerse cargo», observa el edil.

El consistorio explica que, por la etología de la especie, la gran cantidad de patos que habita el estanque «ensucia desmesuradamente el agua» y origina «un riesgo sanitario» tanto para las propias aves (no autóctonas) como para otros especímenes que también comparten la charca del río Sants, situada junto al pabellón deportivo y cerca de un colegio público. Además, la abundante comida que facilitan los visiantes a diario a los patos ha contribuido a incrementar de manera importante la presencia de roedores en el parque, especialmente desagradable en verano. Esta proliferación, que ha suscitado no pocas quejas vecinales, obliga al ayuntamiento a echar veneno y acaba perjudicando a las crías de los animales.

Limpieza y adecuación

«Tenemos una gran cantidad de patos que ya comenzaron siendo una plaga desde el principio y no dejan de criar. El problema es que el estanque no reúne las condiciones óptimas: eso nos obliga a efectuar una serie de actuaciones», incide Lluch.