La suerte está echada. Las Fallas de Dénia culminaron ayer a todo correr la plantà. Son muchos años y las comisiones saben apurar. Pero los nervios surgen cuando la grúa se retrasa o se dan los últimos retoques. Son horas de vértigo, de arrebato fallero. El monumento es el centro de todas las miradas, es la esencia de la fiesta. Y es terminar la plantà y empezar a sentir el cosquilleo de los premios. El misterio se desvelará esta noche. Las fallas son de altura. Los distritos han confiado en los mismos artistas de los últimos años. Les tienen fe.

El distrito Oeste defiende título. Más que eso. Ha ganado el premio de especial en los dos últimos años. Antes sumó años de desilusiones, de ver cómo en las Fallas de Dénia Baix la Mar y Centro se turnaban en lo más alto. El monumento de Oeste lleva por lema «Pitjor que els xiquets!» y es del artista Palacio i Serra.

La falla del distrito Centro, de Rafa Ibáñez, se inspira en las «Rondalles valencianes». Els Quatre Cantons, donde está la falla, es un río de gente. El pasado año esta comisión se quedó a tres puntos de Oeste. Este año el premio también estará en un pañuelo.

Baix la Mar, con el monumento «Cultures», de Josep Sanchis, quiere volver a reinar. El distrito Marítim no concibe un tercer año sin galardón.

En sección primera, Port Rotes, que también tiene de artista a Rafa Ibáñez, es el rival a batir.