Las procesiones (y las fiestas) contienen más verdad que las encuestas y estudios de opinión más concienzudos. Para sondear el latido del pueblo lo más «científico» es asomarse al universo de la devoción popular. En Xàbia, lo del Nazareno, el alcalde perpetuo, no es veneración. Es lo siguiente. Ya pueden cambiar los tiempos. Ya puede soplar el vientecillo del laicismo. El Nazareno mueve montañas.

El domingo, en la procesión de la bajada (se lleva la imagen de la ermita del Calvari a la iglesia de Sant Bertomeu), cientos de vecinos salieron a la calle. Los voluntarios para portar al Nazareno son legión. Pero la otra imagen que sale en esta procesión, la Dolorosa, no suscita ni de lejos tanto fervor.

Ya ha ocurrido otras veces que no abunden los voluntarios para llevar a la Mare de Déu. Esta vez el párroco de Sant Bertomeu, Salvador Torrent, se plantó. Fue evidente su disgusto por el poco interés de los vecinos por cargar con la Dolorosa. En la ermita del Calvari, antes de iniciarse la procesión, avisó: «Si no sale la madre, tampoco sale el hijo».

Pocos eran los vecinos decididos a llevar a la Mare de Déu. Pero la advertencia del sacerdote surtió efecto. Ocho personas se echaron al hombro las andas. Mientras, quince porteadores llevaron al Nazareno.

Las tallas de madera son similares. Eso sí, las andas del «hijo» son muchísimo más ricas. Las donó quien fuera ministro de Hacienda durante el franquismo, Mariano Navarro Rubio. Ahora refulgen como el primer día. Las ha restaurado con esmero el experto Vicent Català. Sufrían carcoma y habían perdido brillo. Las andas y los faroles resplandecen y han recuperado el deslumbrante dorado original.

Al concluir la procesión, cuando las dos imágenes ya estaban en el templo de Sant Bertomeu (permanecerán aquí dos meses hasta la procesión de la subida al Calvari), el cura dijo las gracias «a todos» y «en especial a los portadores de la Mare de Déu».

El párroco, al abrirse el cielo tras un día de nubes justo al iniciarse esta procesión, también dio las «gracias al Nazareno por hacer que salga el sol». En este acto, lució el Nazareno por primera vez la medalla conmemorativa de los 250 años de su llegada al municipio y los 50 de su nombramiento como alcalde perpetuo. Esas dos efemérides se celebraron el pasado mes de octubre. También fueron multitudinarias. El título de alcalde perpetuo se le concedió durante el franquismo. Pero a nadie se le ocurre ni por asomo discutirle ese honor a una figura que concita en Xàbia una devoción unánime e incontestable.