«Hay que dejar de hablar de la naranja y hacerlo de las variedades». Lo dijo ayer Pep Romaní, el chef del Pont Sec de Dénia. Las grandes superficies venden la naranja a palo seco. Pero los cítricos esconden un mundo de matices y sabores. Lo demostró ayer en el Mercat de Dénia este cocinero, una autoridad en la cocina tradicional de la Marina Alta. Explicó que hay tres grupos de naranjas, las de zumo, las de mesa y las mandarinas. Y especificó las cualidades de cada una de las variedades. «Con las naranjas tenemos que hacer lo mismo que con los vinos y los aceites. Es la única forma de darles todo su valor». Romaní elaboró un postre de yogur, aceite y clementina; una ensalada de temporada con naranja cara cara; una vinagreta con atún y salustiana y macerada 24 horas, y una naranja cortada a rodajas y sin más misterio que sazonarla con aceite, sal y caramelos de miel triturados (el toque crujiente).
