Se han lanzado de cabeza al burbujeante negocio de la cerveza y la hostelería. María Ángeles Caballero y María Serrat, de 22 y 23 años, querían innovar. El martes inauguraron «A la deriva», la primera cervecería autoservicio de la Marina Alta. La han abierto en Duanes de la Mar (el puerto) de Xàbia. Es el primer bar que apuesta en la comarca por el modelo de autoservicio «eBeer», que ahora empieza ponerse de moda en las ciudades. Los grifos de cerveza están en las mesas. Los clientes los tienen a mano.

«La verdad es que no sé muy bien a quién se le ocurrió la idea. Empezamos a buscar por internet y vimos que era un concepto novedoso; nos gustó», explicó ayer María Ángeles Caballero. Estas jóvenes emprendedoras contactaron con la empresa Estrella de Levante, que es la que les suministra la cerveza. La instalación de los tiradores la ha realizado la firma de Barcelona eBeer System.

Los clientes pueden adquirir en la barra una tarjeta que colocan debajo del grifo. Consumen cerveza hasta que se les acaba el crédito. Mientras, los camareros les llevan a la mesa las tapas. También pueden servirse directamente en el tirador y controlar en las pantallas lo que van consumiendo. Este sistema de autoservicio es ideal para los grupos de amigos. La conversación surge tan chispeante como la cerveza.

«Sí, la gente se sorprende un poco. Pero la acogida está siendo muy buena. Y están viniendo clientes de todas las edades», indicó María Ángeles, que destacó que en las mesas se respira buen rollo.

La cervecería dispone además de una extensa carta de vinos y cervezas artesanales. En su oferta gastronómica, destacan las tapas. Los boquerones y los calamares (también hay carnes) son excelentes. Ha quedado la impronta marinera del Ca Tomaca, el anterior restaurante que estaba en este local. Las bravas también son especiales. La salsa la elabora la misma experimentada cocinera que hace la de esta tapa en el bar La Cantina de la lonja de pescadores. Las bravas del puerto de Xàbia siempre han tenido fama.

En las pantallas en las que los clientes llevan la cuenta de las cervezas que se han tomado, se puede leer la advertencia de que hay que hacer un consumo responsable de las bebidas con alcohol.

María Ángeles aclara que el nombre de «A la deriva» no tiene nada que ver con que algún cliente abuse del grifo y acabe un poco piripi. «Optamos por ese nombre porque nos gusta mucho. Además, refleja perfectamente la decoración marinera de la cervecería».

En este negocio, de hecho, se respira mar. La playa de la Grava queda al otro lado de la calle.