Un parque es un lugar lleno de vida. En Xaló, en la nueva plaza de les Oques, los niños corretean y juegan despreocupados en los columpios mientras sus padres se toman algo en las terrazas de los bares. La nueva plaza bulle de chiquillería. Pero a las familias y a los vecinos se les ha venido encima una sombra lúgubre. Un empresario ha pedido licencia para abrir un tanatorio en un local comercial de la plaza que ya ha alquilado. Los residentes están recogiendo firmas para persuadir al ayuntamiento de que no dé el permiso.

El alcalde de Xaló, Joan Miquel Garcés, de Compromís, ya avanza que el consistorio no puede rechazar sin más la licencia. Y, en principio, no hay ninguna normativa municipal que impida que un tanatorio, que es un negocio silencioso y que no genera más molestia que la de recordar que la muerte forma parte de la vida, se pueda abrir en el centro urbano de Xaló.

«El empresario ha alquilado el local y los vecinos se oponen a que se abra el tanatorio. El consistorio puede mediar, pero, si la licencia se ajusta en todo, no podemos denegarla», advirtió ayer Garcés a este diario.

El local, que antes fue un centro médico, presenta, sin embargo, un inconveniente. No tiene puerta de atrás. Carece también de acceso directo para los vehículos. El empresario se vería abocado a entrar los ataúdes en un carrito por la plaza peatonal y el parque infantil. El alcalde precisa que el acceso sí es «un problema».

A los vecinos, claro está, no les hace gracia que los féretros pasen por delante de los niños que juegan, alegres, en los columpios. Y tampoco es la visión más agradable cuando se disfruta de la vida tomando un café o un aperitivo en una terraza.

Los residentes de las fincas de la plaza de les Oques son quienes han iniciado la recogida de firmas. También han colado una pancarta en este nuevo espacio peatonal y de ocio.

Las reticencias al tanatorio contrastan con el hecho de que Xaló reclame desde hace tiempo este servicio. «El cementerio es pequeño y no tenemos velatorio», admitió el alcalde.

Los vecinos tienen que velar a sus muertos en sus propias casas o llevarlos a tanatorios de pueblos próximos. El ayuntamiento ha descartado construir un velatorio municipal, ya que considera que no es una competencia que le toca. Esperaba una inversión privada. Pero el empresario que sí ha dado el paso ha tropezado con el mal fario que da el negocio a los vecinos. No es que sean supersticiosos. Pero inquieta un pelín que en una plaza llena de niños y de vida entre el frío vientecillo de la parca.