Era un encuentro sobre flores, sobre orquídeas, pero la política fetén, la trascendente, surgió antes que nada. El secretario autonómico de Medio Ambiente, Julià Álvaro, acudió ayer al Jardí de l´Albarda de Pedreguer a clausurar el «año de las orquídeas valencianas». El presidente de Fundem y propietario de esta jardín mediterráneo, Enrique Montoliu, lanzó el guante. «El cambio climático está ahí, pero a la población y a los políticos parece que les interesan otras cosas», dijo Montoliu, que incidió en que los incendios de Galicia confirman que «vivimos un momento crucial». Atribuyó esos fuegos no a pirómanos, sino al cambio climático, al error de reforestar con eucaliptos y a la desaparición de la flora autóctona.

Álvaro no rehuyó el debate. Lamentó que los «políticos institucionales» se entretengan en la «metafísica política» y orillen «la realidad» y la «urgencia» de abordar el cambio climático. Dijo que ya ha pedido que se incremente la partida de 19 millones que el Consell destinó este año a prevenir fuegos forestales. «Los presupuestos del próximo año subirán a 20.000 millones y tendremos que luchar para llegar a los 22 o 23 millones para prevención de incendios», avanzó.

Ya de las orquídeas, Montoliu dijo que son «las grandes desconocidas» de la flora valenciana y Álvaro destacó que las actividades realizadas durante este año han servido para identificar 70 especies de esta planta en el territorio valenciano (unas 40 en la Marina Alta). El secretario autonómico subrayó que el banco de biodiversidad de la Comunitat cuenta ya con dos millones de datos. La colaboración ciudadana se ha hecho imprescindible para afinar este censo. Cada excursionista lleva un botánico dentro.

El técnico del Servicio de Vida Silvestre y experto botánico, Emili Laguna, explicó que ahora hay muchos aficionados a la fotografía que salen al campo en busca de orquídeas que retratar. Se han convertido en aliados a la hora de censar las poblaciones de estas plantas. Con el móvil pueden fijar exactamente las coordenadas.

Laguna indicó que conocer su localización ayuda, por ejemplo, a la hora de hacer estudios de impacto ambiental. La mayor parte de las orquídeas están protegidas. Pese a ello, algunos proyectos urbanísticos han arramblado con plantas que no estaban inventariadas.