El colegio público Sant Vicent Ferrer de Teulada no le tiene miedo a innovar. En el curso de 1981-82, es decir, hace 35 años, ya creó su banco de libros. Las familias están más que acostumbradas a la gratuidad de unos libros de texto que los alumnos deben cuidar como un tesoro ya que los heredan sus compañeros. Y no hay herencia más preciada que los libros y el saber. Además, este es el segundo curso que este centro apuesta en Primaria por el aprendizaje basado en proyectos. Es una metodología contrastada en las escuelas europeas. Fomenta la colaboración, hace a los estudiantes más independientes y autónomos y los prepara para una realidad compleja.

«Los alumnos son protagonistas del aprendizaje», explicó ayer la directora del Sant Vicent Ferrer, Araceli Ribes, mientras mostraba a este diario el aula estrenada ahora de ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos). La clase, pionera en la Marina Alta (de hecho, hay pocos colegios públicos en España que la tienen), es un espacio «integral» de enseñanza.

El cambio respecto a un aula convencional es radical. En ésta, hay un rincón dedicado al debate y las presentaciones; los alumnos se sientan en una especie de grada mientras escuchan las exposiciones de sus compañeros. Aquí está el laboratorio, los ordenadores y herramientas multimedia. La división entre aulas de ciencias naturales y de tecnología se disuelve. Las escuelas del futuro superan los departamentos estancos.

«Es una metodología que facilita a los alumnos herramientas colaborativas. Se motivan dado que los proyectos tienen repercusión social. El pasado curso realizaron uno sobre la producción de la uva (Teulada tiene una gran tradición vitícola) y fue para ellos una gran experiencia», destacó la directora. «Es muy gratificante ver cómo ellos mismos se planifican su aprendizaje y cómo se les despierta la curiosidad».

Araceli Ribes subrayó que Europa apuesta por esta innovadora metodología educativa.

El alcalde de Teulada, Carlos Linares, recalcó el total apoyo del ayuntamiento a la labor de innovación del colegio Sant Vicent Ferrer. Destacó que la escuela, el claustro, el consejo escolar, la asociación de madres y padres de alumnos y el consistorio van de la mano.

Este centro también ha estrenado ahora un gimnasio de psicomotricidad. Lleva a cabo de hecho un proyecto de investigación que relaciona la psicomotricidad con las dificultades de aprendizaje y el desarrollo intelectual. Se basa en el neuroaprendizaje. «Vivimos en una sociedad que sobreprotege a los niños y les priva de experiencias de psicomotricidad ricas», precisó Mario Font, el jefe de estudios del Sant Vicent Ferrer. En el gimnasio se ha instalado un gran rocódromo. Escalar es un ejercicio que ayuda a evaluar la psicomotricidad. Antes los niños y niñas trepaban por los márgenes o a los árboles. El rocódromo recrea esa maravillosa experiencia de forma segura.

Tanto ha cambiado la enseñanza que ahora para mejorar la caligrafía no se obliga a los alumnos a hacer cuadernos y cuadernos de buena letra. «Igual el alumno nos está transmitiendo que no está preparado para esos ejercicios de caligrafía», indicó Font. Y entonces la gimnasia y el trabajo de la psicomotricidad pueden ayudar al alumno a ser más hábil con la escritura.