«Estábamos acabando de comer y la policía ha llamado a la puerta. Nosotros no nos hemos asustado, pero mi hija sí. Nos han dicho que debíamos abandonar la vivienda». Un vecino del edificio Suertes del Mar, construido en 1973 y situado en segunda línea de la playa de la Marineta Cassiana de Dénia, relató a este diario lo que más o menos vivieron los 60 residentes desalojados ayer de esta finca. Les cogió por sorpresa. La mayoría (aquí hay muchos turistas que están de alquiler) habían ido por la mañana a la playa. Por la tarde, sobre las 15.30 horas, agentes de la Policía Nacional y Local fueron puerta a puerta de las 34 viviendas de la finca avisando a los residentes de que se apresuraran a salir de sus casas.

Suertes del Mar se cae a trozos. Desde fuera se ven desconchones y desprendimientos en los forjados de algunas terrazas. «El problema es que algunos propietarios no han rehabilitado», indicó el vecino antes citado. «Pero no creo que haya graves daños estructurales».

Los técnicos, en cambio, sí aprecian riesgo de derrumbe. De hecho, el desalojo se iba a producir más pronto que tarde. Se precipitó al llamar en la mañana de ayer una residente a los bomberos alarmada pues había oído «crujir» la estructura. El sargente de los bomberos comunicó a la Policía Local de que podía existir un peligro inminente.

«Puede que la finca no se caiga en 20 años o que se venga abajo mañana», advirtió la concejala de Urbanismo, Maria Josep Ripoll, quien subrayó que, a la vista de los informes, lo más prudente era desalojar cuanto antes los 34 apartamentos.

La concejala reveló que hay un informe del arquitecto municipal que urge a clausurar la finca para rehabilitarla. De hecho, la edil ya convocó el lunes a la administradora y a los responsables de la comunidad. Les iba a comunicar que el edificio había dejado de ser seguro y tenían que abandonarlo. «Pensábamos que todo se iba a desarrollar de forma más pausada y tranquila, pero se ha acelerado», insistió la edil.

Más de un vecino abandonó su casa a regañadientes. La administradora dijo que el aparejador de la finca no ha detectado problemas estructurales. De los 60 desalojados, 48 no tenían a donde ir. La presidenta de la asociación de hostelería de la Marina Alta, Cristina Sellés, acudió al edificio y, junto al alcalde, Vicent Grimalt, y los ediles de Seguridad, Servicios Sociales y Urbanismo, gestionó que pasaran la noche en hoteles y apartamentos turísticos de la ciudad. La cosa no fue fácil. La planta hotelera está llena y ayer Dénia celebraba su fiesta de Sant Roc.