El botellón no da tregua este agosto. La policía de Xàbia ha logrado dispersarlo en las calles próximas a la discoteca Molí Blanc, pero es itinerante. El aparcamiento de la discoteca Hacienda, que está en la Plana del Montgó (dentro del parque natural), amaneció ayer repleto de basura. Los residuos no llegaban a la carretera del faro de Sant Antoni, lo que sí que ha ocurrido otras veces. Pero los terrenos de la discoteca estaban salpicados de botellas de cristal y de plástico. Dos empleados de la discoteca se pusieron a rastrillar la basura incluso antes de que los últimos festeros se retiraran. A las 9.00 horas seguían recogiendo los restos. Llenaron unas nueve bolsas de tamaño industrial de basura.

Lo grave de este botellón es que se desarrolla en pleno parque natural del Montgó. Los responsables de la discoteca se afanan en dejar los alrededores limpios. Pero la imagen de primera hora de la mañana se aviene mal con la que debe proyectar un espacio protegido.

Mientras, en Dénia el botellón también ensucia una zona sensible desde el punto de vista turístico y ambiental. En la mañana de ayer, la escollera del puerto, donde están las discotecas, despertó llena de basura. Los jóvenes utilizan el tramo elevado del dique para posar vasos y botellas. Hay señales disuasorias. Avisan de que consumir alcohol en la vía pública acarrea una multa de 400 euros. Pero quienes apuran la fiesta no se dan por enterados.

Además, todavía había más cantidad de basura en el tramo de escollera que coincide con el inicio de la playa de la Punta del Raset. En las dunas y entre los tarayesse acumulaban botellas. Dos vecinos repasaban esos residuos en busca de botellas de bebidas alcohólicas que los jóvenes habían dejado medio llenas. Que este tramo de escollera pegado ya a la playa amanezca lleno de basura tampoco traslada la mejor imagen de Dénia. Pero el botellón es difícil de combatir. Quienes lo practican buscan resquicios. El dique dianense, por ejemplo, ya no es competencia municipal, sino de Puertos. Mientras, en el Montgó, en Xàbia, la fiesta se monta en una parcela privada, aunque enclavada en pleno parque natural.