La utopia de Ricardo Bofill Levi en la Manzanera de Calp se resquebraja. La comunidad de propietarios de la Muralla Roja se ha cansado de que su edificio, una de la obras más icónicas del arquitecto barcelonés, atraiga miradas. Quiere mantener a raya a los curiosos. Pero para poner distancia no se le ha ocurrido otra cosa que cerrar con una valla una zona verde que está junto a la Muralla Roja. Vecinos de la Manzanera avisaron al ayuntamiento de que se estaba cerrando un terreno de uso público. La inspección municipal constató la irregularidad y ordenó paralizar las obras. Eso, según indicaron los vecinos, fue un viernes. Pero el sábado, afirmaron, se terminó el vallado.

La concejala de Urbanismo, Ana Sala, confirmó a este diario que, efectivamente, se ha abierto un expediente de infracción urbanística. Avanzó que el ayuntamiento ya ha ordenado que se desmantele ese cerramiento.

Los vecinos de la Manzanera apelan, además, a que Ricardo Bofill, al diseñar esta urbanización a finales de los 60 (la Muralla Roja se terminó de construir en 1973), perseguía la utopía de generar espacios públicos y de convivencia. Entre el Xanadú, otra de sus icónicas obras, y la Muralla Roja se creó un espacio que en los planos se bautizó como «plaza del Pueblo». Sin embargo, la comunidad de la Muralla Roja también se ha hecho con esa explanada que, en el plan de revitalización de la Manzanera que ahora está impulsando el Ayuntamiento de Calp, se renombra como «plaza de Ricardo Bofill».

Los vecinos de la Manzanera, como también confirmó la edil de Urbanismo, indicaron que ese terreno tiene la calificación de suelo libre de uso privativo. Pertenecería a toda la urbanización y no sólo a la Muralla Roja y formaría parte de los espacios comunes que daban sentido a la utopía urbanística de la Manzanera. La comunidad de propietarios también ha apilado vallas metálicas en un hueco por el que, supuestamente, se colaban curiosos. Además, ha colocado en los accesos carteles para avisar de que aquello es una propiedad privada.

Los vecinos también advirtieron de que aquel primer espíritu ya se empezó a perder cuando, tras el Anfiteatro, el Castillo y las Villas, diseñados todos por el estudio de arquitectura de Bofill, llegaron construcciones sin pizca de interés. También advirtieron del «desconcierto» que les genera la rehabilitación del antiguo club social que, ahora en ruinas, también ideó el arquitecto catalán. Afirmaron que un grupo inmobiliario ruso ya ha planteado restaurarlo a cambio de que el consistorio le dé licencia para construir en una pinada de la Manzanera.

Los vecinos saben que viven en un lugar muy especial. Los estudiantes de arquitectura son asiduos. Además, el ayuntamiento ha iniciado el expediente para que se declaren Bien de Interés Cultural la Muralla Roja, el Xanadú y el club social. Esa figura de protección obligará a establecer un régimen de visitas. Todavía se puede salvar algo de la vieja utopía. La Manzanera sigue siendo un ejemplo de que la arquitectura con sentido, inspirada en la cultura e integrada en el paisaje es posible.