Sí, aquí los gatos son los reyes. Kingdom of Cats es el nombre del primer hotel exclusivo de felinos de la Marina Alta. Es de lujo. Para los gatos desde luego. Basta con echar una ojeada a las espaciosas gateras que disponen, además, de una especie de terraza en la que los huéspedes gatunos pueden tumbarse al sol. «Hay residencias para perros en las que también admiten gatos. Pero a los felinos les estresan los ladridos. Hoteles como éste son más comunes en el Reino Unido. Aquí sólo conozco uno que hay en Madrid», explicó ayer Isolina Rodríguez, la responsable de Kingdom of Cats.

El hotel está en el Poble Nou de Benitatxell. La parcela, de más de 7.000 metros cuadrados, es ideal. Un trozo es residencial, donde Isolina tiene su vivienda, y otro, el de la residencia felina, es suelo industrial. La dueña ha transformado los cobertizos de una antigua granja (ha tenido que retirar incluso tejados de uralita) en luminosas dependencias. Abrió en enero.

El concepto es sencillo. Cuando una familia se va de vacaciones, deja aquí a sus gatos. Las jaulas son individuales. Nunca se mezcla a los gatos. Incluso las terrazas exteriores están aisladas unas de otras con una placa de policarbonato; así se evita que los animales puedan transmitirse infecciones.

«Aquí les damos la misma comida que sus dueños. Los cuidamos, aseamos y jugamos con ellos», señaló Isolina.

El hotel tiene, por ahora, 28 gateras, aunque la licencia permite ampliarlo a 70. Cuenta también con una jaula de aislamiento, ya que es una obligación de la declaración de núcleo zoológico.

La responsable ya llevó con otra compañera una residencia para gatos en Inglaterra. «Cuando llegué a España, hablé con veterinarios y coincidieron en que hacía falta aquí un espacio solo para felinos. Encontré este terreno, que era ideal, e inicié el proyecto».

Isolina Rodríguez no dudó este fin de semana en prestar su ayuda cuando el concejal de Seguridad, Dirk Rheindorf, la llamó y le pidió que acogiese temporalmente a los once gatitos que un residente y la policía local rescataron de una caja precintada. Rheindorf hizo ayer un llamamiento a los vecinos para que adopten a estos adorables felinos que, como mucho, tendrán cinco semanas de vida.

El sábado un residente se sorprendió al escuchar maullidos junto a un contenedor de basura de la partida del Pou de l'Abiar. Salían de una caja precintada. La llevó al retén de la policía. Dentro había once gatitos. Hubieran muertos asfixiados de no hallarlos el vecino. El edil calificó ayer el abandono de «maltrato animal». El ayuntamiento también arrima el hombro. Pagará los gastos de esterilización y de veterinario de seis meses a quienes se decidan a adoptar a unas mascotas que ayer retozaban felices en una de las gateras del hotel.