Teulada es desde hace una década un pueblo sin grúas. La ordenanza de policía de usos, parcelación y edificación, aprobada cuando José Císcar era alcalde, prohíbe montar las grúas que ya vuelven a invadir el paisaje del litoral de la Marina Alta. Teulada no es una excepción en cuanto al repunte de la construcción. En la playa del Portet o en el litoral de l’Andragó, se están levantando espectaculares chalés de lujo. La diferencia con los vecinos pueblos de Benissa, Xàbia o Calp, donde las obras se ven a la legua, es que aquí no hay grúas. Al menos no grúas fijas. Los promotores tienen que alquilar grúas móviles para descargar los materiales y acelerar los trabajos. Y las obras, así, se encarecen mucho.

Fuentes municipales consultadas por este diario confirmaron que los promotores han pedido que se revise la ordenanza y se les permita instalar grúas. El ayuntamiento, según las mismas fuentes, está estudiando tener un poco de manga ancha. Eso sí, no quiere desandar lo que ha avanzado en protección del paisaje. Está estudiando permitir que se monten grúas, pero sólo durante tres meses al año, que serían los de invierno. Los constructores deberían desmontarlas para la temporada turística. El consistorio, según las mismas fuentes, entiende la reivindicación de los promotores, ya que las grúas fijas abaratan mucho las obras.

La ordenanza fue, en cuanto a las grúas, revolucionaria. Liberó el paisaje de Teulada y Moraira de unos elementos de construcción que ahora, en otros pueblos de la comarca, se alzan incluso en los acantilados.