Los cerdos vietnamitas que habían proliferado en el Saladar de Xàbia tenían un negro futuro. Los vándalos los hostigaban (les echaban a sus perros y llegaron a matar a varias crías). Estos animales exóticos se reproducían sin parar y existía el peligro de que, para atajar la plaga, al final se optara por sacrificarlos. Pero aparecieron Rachael y su hija Hannah. Y se apiadaron de los cerditos. Han adoptado veinte.

Los han llevado a una parcela que su propietario les ha cedido a cambio de que la vallaran. Han colocado paja y comederos. Cada mañana acuden a dar pienso a los animales, entre los que hay dos hembras preñadas.

«Mucha gente iba al Saladar a darles de comer. Nosotros también íbamos. Pero allí se reproducían sin parar y, al final, los hubieran sacrificado. Además, está la carretera al lado y podían acabar atropellados», advirtió ayer Rachael.

Madre e hija se ocupan todos los días de los cerdos vietnamitas. Por las mañanas, acuden a darles comida. «Gastamos al día unos 40 euros en cuidarlos, pero ahora se les ve muy felices», señaló Rachael, que, no obstante, admitió que están valorando poner en marcha una campaña de crowdfunding para que otras personas les ayuden a mantener a los animales. Además, castrar a cada uno de los machos les cuesta 90 euros.

Y lo que no pueden es dejar que la población de estos animales siga aumentando exponencialmente. Dos nuevas camadas están a punto de venir al mundo.

En el Saladar, todavía quedan al menos otros 20 cerdos vietnamitas. Rachael y Hannah esperan que su ejemplo cunda y más personas adopten a estos animales. Indicaron que el vecino al que se le escaparon mantenía cautivas a cuatro crías que tenía intención de matar para cocinarlas y comérselas. «Pero la policía no se lo consintió», respiró Rachael.