César Sánchez, al poco de llegar a la alcaldía de Calp en 2011, se puso manos a la obra en sanear la ruina del ayuntamiento (el remanente negativo era de 31 millones y cada año se generaba un déficit de otros 4,8 millones). El alcalde popular metió la tijera en la plantilla municipal. Amortizó 71 plazas. Puso a esos trabajadores de patitas en la calle en víspera de las fiestas de Navidad de aquel año. Ahora el ayuntamiento deberá readmitir a 14 de ellos.

El Tribunal Supremo ha declarado nulos sus despidos y ha condenado al consistorio a reincorporarlos de forma inmediata y abonarles todos los salarios que han dejado de percibir desde diciembre de 2011.

Cargos de confianza

Lo que el alcalde ya ha tenido que hacer es reducir de siete a dos el número de sus cargos de confianza (personal eventual). El interventor ha dicho que o se metía la tijera con los asesores o informaba de forma negativa el presupuesto municipal. En realidad, son tres los asesores que se van a la calle. Los cuatro que se quedan lo hacen a media jornada. Es una forma de minimizar el impacto. Pero decidir quien se queda y quien se marcha ha abierto heridas.