Santa Llúcia tiene en Xàbia la vista casi intacta. Los vecinos subieron de nuevo ayer, festividad de Santa Llúcia, a la ermita consagrada a la santa, que corona un tossal del parque natural del Montgó. Es inevitable que se les vaya la vista al paisaje. A quien participa por primera vez en esta tradicional romería casi le sorprende más la postal que el aire de devoción campestre de la fiesta. Se mire hacia donde se mire, el paisaje es extraordinario. Desde Santa Llúcia se domina la bahía y el pueblo. Allí abajo queda el templo del Nazareno, que destaca por su ahora restaurada cúpula de azules tejas vidriadas. Y a la espalda de la ermita surge el imponente Montgó. Uno de los romeros se encomendó ayer, mientras atisbaba el horizonte, a la patrona de los ciegos. «¡Qué Santa Llúcia nos conserve la vista!», dijo. Y cuando hablaba de la vista se refería, precisamente, a ese paisaje de extraordinaria belleza.

Uno de los momentos de más tipismo de la romería es cuando los vecinos llevan en andas alrededor de la ermita las imágenes de Santa Bàrbara y Santa Llúcia. La campana no para de repicar. Y los dolçainers y tabaleters de la colla Xirimitab´s ponen música a la bucólica procesión.

Xàbia vive de su paisaje, de la vista. El incendio del pasado mes de septiembre, que arrasó 812 hectáreas, acabó con uno de sus grandes pulmones verdes, el de la Granadella. De ahí que chirriara ayer que en Santa Llúcia, en pleno parque del Montgó, se disparara una traca que se colgó de los pinos.