Gata no quiere que los camiones, sobre todo los de gran tonelaje, pasen por en medio del pueblo. La travesía urbana de la N-332 ha empezado a convertirse en un río de vehículos pesados. Pasan cientos al día. Y el atropello mortal del pasado lunes (una anciana de 86 años murió atrapada bajo las ruedas de un tráiler) ha imprimido más fuerza a la «reivindicación histórica» de liberar la AP-7 y evitar así que los camiones crucen de punta a punta el municipio.

«Nuestra variante es la autopista, pero libre de peajes», explicó ayer el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, Jaume Monfort. Recordó que el pleno ha aprobado varias mociones que exigen que se libere la AP-7. «Es la solución a los problemas de tráfico que ahora tenemos. Cada vez pasan más camiones. Es peligroso y, además, esos vehículos generan contaminación ambiental y acústica», indicó.

El edil reveló que tras el atropello mortal del lunes el gobierno local (Compromís y JuGa) mantuvo una reunión y valoró convocar algún tipo de acción para exigir soluciones a ese tráfico pesado. «Pero pensamos que debíamos desligar las movilizaciones de esta desgracia», precisó Monfort.

La anciana, de hecho, cayó accidentalmente a la calzada cuando estaba pasando el tráiler. El conductor, que sufrió una crisis de ansiedad, no tuvo culpa. Pero el atropello sí constató que esta travesía urbana, atravesada por miles de coches cada día, tiene carencias de seguridad. El edil de Desarrollo Urbano Sostenible recordó ayer que desviar los camiones es «una reivindicación histórica».

Al contrario que Ondara y el Verger (tienen desde hace años variante) o de Benissa (las obras de la circunvalación deberían comenzar el próximo año), Gata no reniega de la N-332. Numerosos comercios (varios de ellos de artesanía tradicional) viven de la carretera. Pero de los turistas, no de los camiones. Otro problema es que hay un tramo de travesía urbana en el que los coches aparcan sobre la acera (cada seis meses cambian de lado). A los peatones, les queda un estrecho pasillo. Un carro de niño o una silla de ruedas caben a duras penas.