El Ayuntamiento de Altea inició ayer las obras que hace unas semanas anunciaba el edil de infraestructuras, Roque Ferrer, para mejorar las condiciones de accesibilidad de los espacios públicos urbanizados, concretamente en la Travesía Prado, la calle que conecta la unión del paseo Mediterráneo y la calle Sant Pere con el núcleo histórico tradicional.

Actualmente la Travesía Prado tiene unas aceras demasiado estrechas que dificultan el paso de peatones e imposibilitan el tránsito a personas con movilidad reducida, por lo que con esta obra, que tiene un coste de 17.252 euros para las arcas municipales, se procederá a la ampliación de las aceras. Según explicó el edil del área, se pretende diseñar un paso de peatones a cota de acera, además de soterrar todas las instalaciones que discurren por las fachadas o en vuelo e instalar en el punto central de la travesía el alumbrado público, con el objetivo de subsanar así una de las carencias que sufren todas las calles perpendiculares ubicadas entre la CN-332 y el frente litoral.

Roque Ferrer afirmó que estas obras tienen especial relevancia para seguir avanzando hacia una localidad sin barreras arquitectónicas, ya que desde su concejalía se trabaja diariamente para que Altea sea un municipio accesible y no discriminatorio.