Carlos Fornés, de 54 años y vecino de Ondara, ha salido esta mañana de su vivienda para ir al banco a pagar recibos de luz. Quería evitar que, como le ha ocurrido otras veces, le cortaran el suministro eléctrico. Hace cuatro años y medio que no percibe ningún ingreso. En junio, gracias a la mediación de la PAH Marina Alta, llegó a un acuerdo con el banco con el que tiene la hipoteca, el BBVA, para pagar un alquiler social y salvar el desahucio. En octubre, el banco le aprobó el alquiler, que es de 50 euros al mes. Pero esta mañana, al regresar a casa, Carlos, conocido en Ondara como Carrillo, se ha visto en la calle. Había acudido la comisión judicial a su casa para desahuciarlo. Han llegado a cambiar la cerradura. Este vecino, que el próximo mes cumplirá 55 años y podrá recibir una ayuda mensual de 426 euros, ha llamado de inmediato, desesperado, a la PAH. No salía de su asombro. Repetía una y otra vez a la comisión judicial que todo debía ser un error y que no podían echarlo. Además, no había recibido ningún aviso.

Al final, se ha resuelto el entuerto. Y sí, todo ha sido un error. El banco no había comunicado al juzgado el acuerdo del alquiler social. Con todo, hasta que no ha acudido de nuevo un cerrajero a cambiar el bombín, Carlos no ha podido entrar en su casa. Han sido horas, según ha relatado la portavoz de la PAH María José Juárez, de «mucha angustia». Esta portavoz recordó que el pleno de Ondara ha declarado la ciudad libre de desahucio. «Pero se siguen dando. El problema existe». Juárez ha indicado que Carlos también ha vivido la pobreza energética, ya que en diferentes periodos ha tenido que subsistir sin luz ni agua, ya que no podía pagarlas.