­Una oficina bancaria del centro histórico de Xàbia no ha encontrado mejor sitio para colocar el cajero automático que el enrejado de un ventanal. Para meter el cajero, se han serrado los barrotes de la reja de hierro. Aparte del discutible resultado estético, situar aquí el dispositivo va en contra de la protección de la casa del siglo XIX en cuya planta baja está la sucursal bancaria. El inmueble, uno de los más destacados del casco antiguo, está catalogado por su valor patrimonial.