Los ladrones son, a veces, más raros que un perro verde. En la madrugada del sábado al domingo, robaron una vaca en Benissa. No es una vaca cualquiera, sino una vaca azul que no se inmuta por nada. Esta escultura de tamaño natural, que pertenece a una panadería alemana de la playa de la Fustera, se ha convertido en un atractivo turístico. Muchas familias subían a sus niños a la vaca azul y les hacían fotografías. Pero la vaca, pese a pesar más de cien kilos (está hecha de resina) y estar sujeta con dos cadenas de hierro, ha desaparecido.

El dueño de la panadería y de la escultura, Tobías Nadig, está perplejo. Ha denunciado el robo ante la Guardia Civil. Es el quinto que sufre desde mayo. Los cacos la tienen tomada con su negocio. Le han sustraído herramientas y maquinaria por valor de 35.000 euros. Además, tienen la fea costumbre de abrirle las cámaras frigoríficas. Más de un domingo a la tarde, que es cuando acude a prepararlo todo para abrir el lunes a primera hora, se ha encontrado los productos que importa de Alemania descongelados. Los robos siempre se producen en la madrugada del sábado al domingo.

Esta vez los ladrones se han pasado de excéntricos. «Ya ves para qué quieren la vaca azul», se pregunta, atónito, Nadig, que subraya que la figura se ha convertido en el símbolo de su negocio y de ahí que para él tenga un valor que trasciende lo material. Con todo, la escultura está valorada en unos 1.400 euros. Los ladrones, que cortaron las cadenas con una cizalla y debieron utilizar una furgoneta o una camioneta para transportar la vaca azul, tendrán difícil venderla. El dueño de la panadería indicó a este periódico que la Guardia Civil está convencida de que dará con los cacos. Una vaca azul delata a cualquiera. Tobías Nadig, además, ofrece una recompensa a quien le ayude a recuperarla.