La Guardia Civil continúa investigando el origen de los restos encontrados de forma casual por unos buceadores entre el sábado y el domingo pasados en aguas próximas al Peñón de Ifach. El primer hallazgo contenía un esqueleto humano casi completo que podría llevar 30 o 40 años enterrado y, aunque los agentes no descartan que pueda tratarse de un ritual de santería, hasta el momento no se han encontrado evidencias de que así sea. Cabe recordar que, además de huesos humanos, los cuatro paquetes extraídos del fondo del mar contenían un cuchillo, plumas de aves, ramas de arbustos, el esqueleto de un pájaro, una estatuilla de bronce que podría tratarse de una sirena, una tela con símbolos esotéricos, cañas, muñecas y un bastón roto además de fotos con nombres, apellidos y documentos de varias personas entre los que, curiosamente, también hay requerimientos de pago de la Agencia Tributaria. Se sabe que una de las identidades es de una persona de Extremadura pero también las hay de otras comunidades.

Sin embargo, en virtud de los datos aportados el escritor y periodista Gabriel Carrión, experto en prácticas mágicas, descarta que se trate de un caso de santería, satanismo, vudú o magia negra. «Me inclino a pensar que nos encontramos ante varios rituales mágicos que tienen por fin conseguir algo bueno para la persona o personas que han encargado el "trabajo o trabajos"», ha indicado el investigador advirtiendo que «debe tratarse de un encargo muy caro, que ha podido costar entre 30.000 y 60.000 euros». Fundamentalmente por el riesgo y la dificultad en conseguir huesos humanos que dan al conjuro mucho más «poder». No obstante, también existe un mercado negro de restos óseos.

Para Gabriel Carrión los papeles de Hacienda y los símbolos que aparecen en la última tela representan un ritual de petición a las deidades relacionado con aspectos económicos y de fertilidad. «El dibujo es muy infantil y gira en torno a los elementos. Vemos símbolos solares, una luna creciente, una pequeña calavera adornada con supuestos cuernos de serpiente que más que ser un símbolo satánico se asemeja a un símbolo de tierra. También aparece la serpiente en varias ocasiones pero predomina el sol», destaca el experto en sectas satánicas autor del libro «El Síndrome del Maligno». Todo ello le lleva a pensar que se trata de una petición de embarazo, «una ofrenda de fecundidad en un hechizo hecho en Calp -o en un pueblo cercano- entre el 17 y el 25 de agosto y que, seguramente, fue lanzado al mar entre el 26 y el 30». En plena luna nueva, la más potente para cumplir el sortilegio.