Ocultismo
Magia negra, vudú y satanismo: el rastro de lo esotérico en la provincia de Alicante
El interior y el litoral alicantino albergan desde los años 80 prácticas ocultistas que han llegado a saldarse hasta con una muerte
La provincia sigue siendo un activo punto de encuentro para grupos que practican la santería, la magia negra, el vudú y el satanismo. No en vano la parte norte de Alicante concentra el mayor número de sectas de la Comunidad. De hecho, Las Marinas han sido señaladas desde la década de los años 80 como una zona de implantación de sectas religiosas, algunas de ellas satánicas. Y prueba de ello es la muerte en Alfaz del Pi, en 1999, de una mujer belga víctima de prácticas rituales.
Pero los llamados «lugares de poder» donde se realizan este tipo de ceremonias religiosas o esotéricas deben reunir unas características muy determinadas. Deben estar dotados de una fuerza telúrica por su estratégica relación con el fuego, la tierra, el agua y el aire que les otorgue un poder sobrenatural, además de encontrarse en enclaves en contacto con la naturaleza y muy alejados de los núcleos urbanos para obtener la mayor privacidad y el secretismo más absoluto. En este contexto cabe apuntar como «lugares de poder» pequeñas y desconocidas calas de difícil acceso situadas a lo largo de la costa alicantina.
Los expertos tienen constancia de la presencia de grupos de santería afrocubana en el litoral de Altea, el Montíboli de La Vila, la Coveta Fumà de El Campello -donde, por cierto, estableció su centro espiritual un santero muy prestigioso que falleció años atrás- y el Peñón de Ifach, a cuyos imponentes acantilados se le atribuyen propiedades mágicas siendo escenario, asimismo, de avistamientos de extrañas luces que emanan o se sumergen en sus enigmáticas aguas.
Prácticas ocultistas en la provincia de Alicante
Pero las comarcas del interior de la provincia tampoco son ajenas a los «trabajos» de magia negra y santería. Sobre todo en zonas recónditas, boscosas y solitarias de las comarcas del Alto, Medio y Baix Vinalopó. En el Pantano de Elche, en el término villenense de la Sierra de Salinas, en la pedanía monfortina de Orito y las inmediaciones de la pinada de El Plano de Sax han aparecido vestigios de estas prácticas ocultistas.
En noviembre de 2007 un vecino de esta última localidad escuchó los desgarradores gritos de una mujer. Tras encaminarse al lugar temiendo lo peor se encontró con una joven en éxtasis, semidesnuda, con los ojos vendados y la sangre de un pollo vertida por todo su cuerpo mientras era sujetada por dos hombres de rasgos sudamericanos que actuaban de sacerdotes. Le dijeron que se marchara, que se trataba de un hechizo, y así lo hizo a paso ligero antes de llamar al cuartel de Sax. Pero cuando la patrulla llegó solo quedaban las cenizas de una hoguera con ropa quemada, frutas, un puro apagado, legumbres, velas blancas y un pollo descuartizado.
Dos años más tarde la Guardia Civil también intervino en Monforte del Cid por una ceremonia de magia negra en la que se pedía la muerte de una adolescente. Fue en las inmediaciones del ruinoso balneario de Orito, en un caserío abandonado.
Según ha explicado la escritora y periodista Mado Martínez, que fue testigo directo del hecho, un grupo de amigos que realizaba una excursión por la zona accedió al interior de la vivienda atraídos por una cortina negra que colgaba de la puerta. «Cuando entramos vimos un reguero de velas negras, algunas todavía encendidas, que conducían a un altar satánico instalado en la cocina de leña. Aquella escena nos impactó mucho pero todavía fue mayor la impresión que sufrimos cuando vimos la foto de una niña, de apenas quince años, con una inscripción que decía: "muerta... al fin"» junto a la fecha 14 de julio de 2009».
La santería busca la «fuerza» de la naturaleza pero las iglesias, las ermitas y sobre todo los cementerios están en el punto de mira de brujas y hechiceros para invocar a los espíritus y utilizar el «poder» de los muertos para hacer el mal. Precisamente en diciembre de 2011, tal y como publicó este diario, el cementerio nuevo de Elda se convirtió en el escenario de rituales de magia negra desde que varios desconocidos profanaron cuatro nichos y robaron el cráneo de un cadáver a finales de octubre.
En las semanas siguientes se detectó dentro del camposanto la presencia de velas negras, pócimas, fotos de personas, pañuelos atados con tierra, monedas y limones podridos atravesados con alfileres.
También en la zona exterior, junto a la valla del aparcamiento, aparecieron cuatro vasos de cristal junto a un puro, botellas abiertas y cerradas y varias monedas para una invocación espiritista dirigida, probablemente, a enfermar o causar la muerte a un hombre, cuyo nombre y apellidos escritos en un papel estaban cuidadosamente doblados junto a su fotografía.
Por el contrario, de las sectas satánicas asentadas en la provincia muy poco se sabe. Son extremadamente opacas y actúan en círculos cerrados y enclaves privados.
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