La clave está en el bastón partido por la mitad. Lo que para cualquier profano sólo es un palo roto, tiene un significado muy distinto si aparece, como ha ocurrido en Calp, en el fondo del mar junto a esqueletos humanos mezclado con otros objetos que se suelen utilizar en rituales de magia como una muñeca, plumas, laurel o ramitas con nombre de personas, algo que varios videntes y maestros de santería relacionaron con «vudú o brujería» con la intención de romper «una unión de almas». Es decir, fines amorosos.

Mencionar el cayado roto a una vidente alicantina y contestar ella con voz preocupada fue todo uno. «La clave es el bastón roto», insistió por dos veces. «Guarde en alguna parte de su hogar, aunque sea en un rincón, un reducido grupo de cayados, bordones o simples bastones de paseo, pues son objetos que aportan poder a quien los tiene», reza en una página web de magia fácil casera, que asegura que los druidas los guardaban en cajones de bronce por la fuerza de su combinación con la madera.

La vidente admitió que todo apunta a un ritual. «Nada bueno, obviamente, teniendo en cuenta que hay personas muertas. Es difícil dar una opinión porque hay muchos tipos de rituales, pero cuando aparecen cadáveres desenterrados, sean de ahora o de hace un montón de años, no es nada bueno».

Tanto ella como otro vidente que también optó por el anonimato interpretaron los objetos aparecidos, sobre todo por el cayado roto, como un ritual para «desunir almas en el tiempo, liberar almas, intentar desvincular personas, una ruptura de algo». Y con fines amorosos, para romper algún tipo de lazos afectivos y conseguir a una persona.

No es la primera vez que esto ocurre en la provincia. El pasado mes de febrero la Policía Nacional detuvo a una pareja por profanar un panteón del Cementerio Nuestra Señora del Remedio de la capital alicantina. Tras su arresto, los arrestados acabaron confesando los hechos y alegaron que se trataba de un ritual de magia para romper los lazos afectivos con el exmarido de ella.

Fueron trabajadores del cementerio los que se encontraron con un panteón abierto, un osario roto y restos óseos de un cadáver esparcidos por el suelo. También aparecieron dos muñecos atados por la espalda con una cuerda, dos vasos con ron y agua, una vela a medio consumir, medio puro y diferentes cantidades de arroz, garbanzos, maíz y fideos. La Policía localizó a una mujer de 34 años, que confesó que se trataba de un ritual de «rompimiento» con su expareja sentimental, que le seguía causando molestias, de ahí que se decidiera a realizar este ritual junto a su nuevo novio, que se dedicaba a la santería. Sin embargo, sigue sin resolverse otra profanación en el mismo camposanto, esta vez de enero, cuando otro trabajador encontró un ataúd apoyado en un nicho, un cráneo arrancado, la lápida a sus pies y un cirio. En este caso, los investigadores apuntaron más bien a un acto vandálico.

¿Y por qué alguien recurre a este tipo de ritos? «La gente está muy quemada y muy mal. Pueden recurrir por cualquier motivo. Y quien lo hace cree en estas cosas». Con la vidente coincide Paulino Hernández, presidente de la Asociación Española de Santería Afrocubana, de ámbito nacional pero con sede en Alicante, quien defiende la magia blanca de sus asociados pero reconoce que hay también hay mucho engaño. En su caso, afirma que esta entidad emite carnés, que expiran a los tres meses si no se paga la cuota, entre otras condiciones para ingresar.

«Lo de las consultas se ha convertido en el escape de la gente. Hay quien se queda sin trabajo o sin dinero, y se pone a tirar cartas. Farsantes que se dedican a comerle el coco a la gente. Yo consulto a mi santo para ir hacia adelante y ayudar a la gente. Les digo que no monten en un barco si tienen riesgo de ahogamiento, que no coman determinadas cosas... Mi religión, la santería, no es para fines malos, es para bueno. Te explica las cosas que debes hacer para que las cosas te vayan bien en la vida, pero hay gente que tiende a hacer lo que le dices que no debe hacer». «Hay mucha gente fanática. Meter papeles en el congelador no sirve de nada, y lo de la limpieza es mentira. A distancia no se puede hacer brujería, para quitarte a una persona, o distanciarse de la relación, tiene que estar en el ritual uno de los dos», añadió. El santero afrocubano, que asegura que la Policía le ha consultado en diversos casos, es contundente al afirmar que en su religión no hay ningún ritual que conlleve arrojar cadáveres al mar, y aunque ve un caso de vudú, («ellos trabajan el espiritismo») tampoco descarta que nada tenga que ver con brujería. «Hay casos de ajustes de cuentas y secuestros que los simulan como un ritual».