Buscaban joyas y encontraron polvo y huesos. Los ladrones ya no respetan ni a los muertos. El pasado jueves unos cacos se colaron en el cementerio del pequeño municipio de Benigembla. Forzaron la cerradura de la cancela de hierro y fueron directos al único panteón de este modesto camposanto construido en 1909. El panteón lo erigió un vecino que hizo fortuna en EE UU. Los ladrones lo reventaron y sacaron el ataúd de una difunta, hija del emigrante. Lo abrieron y rebuscaron en busca de joyas y de objetos de valor que, al parecer, no hallaron.

Este martes, el encargado de accionar el riego por goteo del cementerio descubrió el estropicio. El Ayuntamiento denunció los hechos a la Guardia Civil. La Policía Judicial recogió huellas dactilares para tratar de dar con los profanadores. Descartó que en el cementerio se hubiera realizado algún rito satánico.

El ataúd que los ladrones abrieron y revolvieron es el de una mujer a la que se dio sepultura hace unos 20 años. El panteón alberga otras cuatro cajas, que los cacos no tocaron.

El alcalde, Rogelio Taverner, explicó a este diario que, aparentemente, no se veía más destrozo que una ventana rota del panteón y el causado en el ataúd profanado. «La Guardia Civil estuvo tomando fotografías y recogiendo huellas. Pero no sabemos nada más».